or mucho que te pongan en el menú 160 kilómetros entre Ondarroa y Hondarribia, si lo de la víspera da el juego que dio en Erlaitz ya hay tema de sobra para las tertulias del viernes. ¿Qué hizo exactamente el Jumbo Visma? Es la neerlandesa una escuadra de muy dudosos antecedentes si de táctica hablamos, etiqueta que no solo existe entre la afición txirrindulari sino que también se da en el propio mundillo ciclista. ¿Tenían equipo suficiente para haber sentenciado el Tour antes de la famosa crono de la Planche des Belles Filles? ¿Por que Kuss y Vingegaard, brillantes los días previos, llegaron tan quemados a La Covatilla? En el Jumbo Visma siempre serán sospechosos. Lo del beneficio de la duda ya no va con ellos. Pero cuidado. A ver si su maniobra bidasotarra no termina cobrando sentido hoy sábado.

Durante el invierno de 2019, Primoz Roglic se mostró intratable. Solo corrió dos pruebas, el UAE Tour y la Tirreno-Adriático, y ganó ambas acreditando un gran estado de forma. Pero su objetivo principal estaba en el Giro de Italia, por cuya preparación renunció a defender en la Itzulia el título logrado un año antes. No estuvo en las carreteras vascas, pero sí que vio la carrera desde el sofá de casa. O eso supongo yo. Me imagino al campeón esloveno, recuperándose de su entrenamiento matinal, asistiendo por televisión a la remontada de Ion Izagirre en pos del amarillo final. Azurki, Karakate, Asentzio... Y el Bora de Buchmann persiguiendo detrás a todo trapo. ¡Qué dolor de patas!

A mí no me parece tan descabellado pensar que en el Jumbo hayan preferido afrontar la etapa de hoy (con un trazado similar a aquella) despojados del amarillo, sin la obligación de controlar la carrera. Si Roglic continuara con el liderato, en el UAE habrían tratado de endurecer la jornada desde casi el principio, convirtiendo el día en una batalla muy susceptible de deparar un dos contra uno. Es decir, un Pogacar-McNulty contra Roglic (a Vingegaard cuesta arriba le veo un puntito por debajo). Resulta que no. Que la tostada ahora es para los de Matxin. Y el propio Roglic encantado, porque así es más probable llegar de la manita hasta pie de Arrate. Le debería valer para ganar.