La foto-finish dictaminó el Tour de Flandes. Allí, ante el fotomatón del ciclismo, se encontraron Van der Poel y Van Aert, dos ciclistas amantes del espectáculo y las emociones fuertes. En el latido del obturador, en ese click, llegó antes el holandés. Fue una pizca, lo suficiente para alzar un triunfo monumental. El esprint de los dos astros pudo ser una reunión a tres, pero Julian Alaphilippe, el campeón del Mundo, se estrelló contra una moto. Calculó mal el francés. Sus opciones de triunfo rodaron por el asfalto a 35 kilómetros de meta.

El galo se golpeó con dureza en el suelo. Posteriormente, Alaphilippe fue trasladado al hospital de Ronse, donde las radiografías mostraron fracturas del segundo y cuarto metacarpiano de la mano derecha. Alaphilippe será operado mañana en la Clínica Herentals por el Dr. De Schrijver.

Descartado el campeón del Mundo para competir por la victoria, Van der Poel y Van Aert dispusieron la liturgia del esprint para resolver el Tour de Flandes después de que unieran fuerzas en los relevos. Una vez concluido el trabajo en común, frente a frente, codo con codo, los enemigos íntimos del ciclocross se jugaron la carrera en un asunto de velocidad pura que elevó aún más su rivalidad. Van der Poel arrancó y Van Aert le fue comiendo palmos hasta que ambos se citaron en la foto-finish. El belga llegó tarde a la cita. El neerlandés talló así su primer Monumento. Alucinado por el logro, un punto histriónico, Van der Poel elevó la bici al cielo tras alcanzar el Olimpo. “Es increíble”, acertó a decir tras erigir un Monumento al milímetro.