- Segundo en la general, a 54 segundos del alemán Buchmann. Solo una etapa por delante, 118 duros kilómetros con salida y meta en Eibar. Y un solo plan: atacar. Ion Izagirre distanció al líder subiendo Azurki. Se marchó junto a su compañero Jakob Fuglsang. Y enseguida les siguieron Adam Yates, Dan Martin y Tadej Pogacar. Buen grupo para poner la carrera patas arriba y conquistar la Itzulia. Fue tal día como hoy.

Un año ya. Y creo que tiene recientes las imágenes de aquella tarde.

-Sí, porque el sábado repitieron en ETB la última etapa, la que me sirvió para ganar la carrera. Hacía tiempo que no la veía. Fue agradable y bonito poder repasarla en casa, tranquilo con la familia.

Por lo que me dice, la etapa ya la tenía vista€

-Sí, pero hacía meses y por fragmentos, no siguiendo los 70 kilómetros finales de una sentada. La verdad es que fue emocionante recordar cómo se dio todo. Más aún sabiendo que la cosa iba a terminar con victoria.

¿Cómo se dio todo?

-El líder Buchmann tenía casi un minuto de ventaja. Nosotros, mientras, contábamos con un equipo fuerte y sabíamos que la única opción para desbancarle consistía en hacer la etapa dura desde un principio. Si esperábamos al final, iba a ser muy difícil. Porque además su equipo andaba mucho, tal y como había quedado demostrado en las etapas anteriores, con el triunfo suyo la víspera y los de Schachmann. Creo que la clave estuvo en dejarle sin compañeros.

Los ataques llegaron en Azurki, pero el ritmo era muy alto desde bastante antes.

-Claro. Y gracias a ello Buchmann se quedó solo. Tras el descenso, ya en Elgoibar, el hueco no era muy grande aún. Pero se vio que, sin equipo, él no iba a poder cerrarlo. Tuvo que esperar a sus compañeros que venían detrás. Así pudimos aumentar la ventaja y lograr una renta importante. Si llegamos a retrasar el ataque y dejarlo para los puertos finales (aún debía subirse a Karakate y Asentzio), quizás habríamos podido distanciar al líder. Pero conseguir ese minuto habría resultado mucho más difícil. Yo corría en casa. Estaba motivado. Me encontraba bien. Y salió todo perfecto.

Su palmarés es importante, pero€¿Hablamos del triunfo más especial?

-Sí. Por ejemplo, he ganado etapas en Giro y Tour, un logro que valoro muchísimo. Pero la Itzulia es otra cosa. Como te decía, hablamos de la carrera de casa, que además ansiaba llevarme y en la que ya sumaba tres podios finales. Vencerla sí que resultó especial. Más aún viendo cómo se dio todo, en la última etapa y corriendo al ataque.

¿Qué recuerda más de aquel 13 de abril de 2019? ¿La carrera o todo lo que vino después?

-Hombre, lo que vino después también estuvo muy bien. En meta esperaban mi familia, mis amigos y mi cuadrilla. La verdad es que lo tenían todo muy bien montado, con una cena en una sidrería, txistularis€ Fue bonito. Piensa además en todo lo que conlleva la vida del ciclista. No tengo muchos días al año para disfrutar así con mis amigos. Y encima se dio todo después de ganar en casa y de festejarlo con los míos.

¿Qué pinta tenía la Itzulia 2020 en la que iba a defender trono?

-Pues pinta de carrera dura, ¿no? Creo que las dos primeras etapas terminaban en alto, comenzando además por el final de Arrate, que iba a generar diferencias. En cualquier caso, parecía que hasta la contrarreloj del último día en Bilbao no iba a quedar nada decidido.

¿Usted qué tal se encontraba antes de este parón forzoso?

-Bien, bien. El año pasado ya gané en febrero en Valencia. En cambio, en esta ocasión no lo hice y podía parecer que no andaba tan bien. Lo que pasaba, sin embargo, es que había arrancado algo más verde la temporada. Ya te digo que me encontraba bien. Andaba en la pelea pese a todo, cerca de los podios. Y justo llegaban ya París-Niza (el Astana renunció a disputarla) e Itzulia, los dos grandes objetivos de este inicio de año. Los últimos entrenamientos me habían dejado muy satisfecho. Tenía muchas ganas. Pero vino lo que vino.

¿Cómo lleva lo del rodillo?

-Pues lo mejor que puedo. Por suerte ahora hay varias aplicaciones que te permiten hacerlo todo más ameno y mantener algún pique con compañeros. Menos mal, porque el rodillo en sí mismo y durante un mes entero puede hacerse muy monótono.

Usted vive en Agurain, en Araba, y en las carreteras por las que entrena apenas se cruza con gente. Pero€

-Ya. Está eso y también los días que estamos teniendo últimamente, muy buenos para salir con la bici. Pero ahora mismo hay que ser solidario y asumir que la prioridad no está en lo individual, sino en lo colectivo.

¿Cuál era su calendario exacto para la temporada?

-Como te he comentado, iba a correr París-Niza e Itzulia. Después tocaban las clásicas de las Ardenas. Y ahí terminaba la primera parte de la temporada para mí.

Respecto a 2019, cambiaba el Giro por el Tour, ¿no?

-Eso es. Esta vez no iba a Italia y sí a Francia. Y, en un principio, también tenía la Vuelta a España en perspectiva.

¿Cómo ve el curso? ¿Es de los que piensa que la temporada se va a alargar hasta noviembre?

-Sí, pienso que entre los equipos, los organizadores y la UCI se irán reubicando muchas carreras. La propia UCI ya ha anunciado que dará prioridad a las grandes vueltas y a los Monumentos. Y a partir de ahí se irá configurando una especie de calendario alternativo. Sería lo mejor para todos. Que esto no se detenga y se compita lo máximo posible.

La situación a nivel general es dura, también para los equipos ciclistas en particular. Astana ha promovido una reducción salarial en la plantilla.

-Sí. Esto es una crisis global que afecta a todo tipo de empresas. Si cualquier actividad que se precie no genera retorno, no hay de dónde sacar.

"La clave fue dejar solo a Buchmann en Azurki. No le abrimos mucho hueco, pero en Elgoibar tuvo que esperar a sus compañeros"

"Esta temporada había arrancado algo más verde, pero las sensaciones venían siendo buenas; estaba entrenando muy a gusto"