Le volvió a suceder. Por tercera salida consecutiva, el Bidasoa Irun pierde buena parte de las opciones de ser subcampeón de liga al encajar otra derrota. Cedió en Cuenca, lo hizo en Torrelavega y le sucedió lo mismo este sábado en Huesca a una jornada para el final del campeonato. Las opciones de ser segundo ya no dependen de él. Afrontó el partido con dos ausencias muy importantes. Cuétara no pudo contar con dos hombres decisivos en la primera línea. Ni Rodrigo Salinas, ni Víctor Rodríguez fueron de la partida por lo que el equipo perdió consistencia en las dos áreas. En la primera parte encajaron diecisiete goles que son muchos para lo que se acostumbra.

No era un partido fácil para los de Artaleku, porque a las dificultades propias de un equipo se añadía la carga emocional de las despedidas. Hasta seis jugadores de la plantilla oscense decían adiós ante su público. Por distintas razones, objetivos y ofertas, jugadores de muy buen nivel no seguirán vistiendo de rojo el próximo curos. Se trata de Alex Marcelo, Joao Pinto, Sergio Pérez, Miguel Gomes, César “Bombón” Almeida y el vizcaíno Asier Nieto, jugadores que han militado durante varias campañas en el equipo aragonés consiguiendo objetivos, personales y colectivos. Como quiera que el próximo fin de semana juegan en Cuenca, este encuentro suponía la última oportunidad para que los aficionados agradecieran el esfuerzo de todos ellos.

Lejos de ese rol se encontraba el Bidasoa, necesitado de puntos para seguir defendiendo la segunda posición en la tabla. El mano a mano con el Granollers, en la lucha por el subcampeonato, dependía tanto del encuentro de Huesca como del que los vallesanos disputaban en Torrelavega. Con el hándicap de las ausencias y con Kauldi de nuevo en el lateral derecho, el partido se mantuvo en equidad hasta el 6-6, último empate en el primer periodo. Los irundarras se atascaron en ataque, circunstancia que aprovecharon los de Nolasco para poner tierra de por medio (10-7) y Jacobo Cuétara para solicitar un tiempo muerto. La exclusión de Mikel Zabala no la desaprovecharon los oscenses para marcar tres goles seguidos con el extremo Rudolph Hackbarth como protagonista (13-9) y diseñar un paisaje confuso y preocupante para el equipo amarillo.

El paso por vestuarios ayudó a resetear algunos conceptos. Entre ellos, el defensivo. Seguían remando contracorriente pero recortaban desventaja. El partido se situó (20-20) en un punto del que no era fácil evadirse. Al cansancio físico, se añadían la ansiedad y el miedo a equivocarse. La actuación de los porteros creció de manera notable. Xoan Ledo y Almeida defendían las opciones de sus equipos con paradas espléndidas y los golpes se intercambiaban sin que nadie lograra decantar hacia su lado el fiel de la balanza.

Después de muchos minutos, el Bidasoa se adelantó (23-24) con un gol de Adrián Fernández. Volvió a hacerlo poco más tarde (26-27) con un remate de Dariel García. Llegaban los minutos decisivos, los tiempos muertos de los técnicos, el gol de Ander Ugarte (27-28) y la derrota con el gol de Arnau. Los irundarras fallaban su último ataque y se sumían en la decepción por la derrota. El final fue caliente, ya que el marcador electrónico se averió y no se sabía a ciencia cierta lo que faltaba para la conclusión. La formación visitante protestó airadamente a los árbitros el gol decisivo de Arnau, pero las cosas sucedieron sin remedio. En medio de la trifulca, Jon Azkue se quejaba de fuerte dolores en una rodilla. Vamos a ver qué se deriva de los mismos.

Han llegado al final de temporada con lo justo, acumulando lesionados prácticamente desde que se inició la segunda parte y a lo mejor es un milagro que hayan llegado hasta aquí con las opciones de ser subcampeón. Son pocas realmente, pero existen. Mientras en la última jornada el Bidasoa recibe al Benidorm, el Granollers tratará de apuntalar en su feudo ante el Recoletas Valladolid. No queda más.