Volvieron los equipos de la European League a la competición que se detuvo el pasado diciembre. Dos meses después, con muchas incertidumbres, buena parte de las formaciones retoman el pulso en partidos que cada vez son más decisivos. En Artaleku midieron fuerzas el Bidasoa y el Tatran Presov, con victoria holgada de los guipuzcoanos (33-24). Conviene recordar que en cada grupo se clasifican los cuatro primeros, por lo que el Bidasoa debe dejar dos por detrás si quiere seguir adelante. Hoy, los de Jacobo Cuétara estarían metidos en la siguiente fase, pero aún queda mucho. Si ante el Cangas las cosas se torcieron al final, ante los eslovacos no se cometieron tantos errores, ni tampoco los de Radoslav Antl apretaron como los gallegos. La victoria irundarra les permite coger aire en un calendario en el que los de Artaleku disputan cuatro partidos en siete días. Es indefendible esa monstruosidad y si, además, las bajas te menguan el potencial, apaga y vámonos.

A día de hoy, las ausencias de Jon Azkue y Rodrigo Salinas son determinantes y por mucho que el entrenador quiera minimizarlas, en el fuero interno todos saben lo que significa no poder contar con dos de los referentes del equipo. Los partes médicos de las últimas horas confirman que va para largo. En diciembre se asumió la salida de Leo Renaud y se decidió que los jóvenes podían seguir sumando. Sin embargo, el añadido de dos bajas más, ambas de la primera línea, causa estragos. Ello no significa que el equipo no compita y no ponga todo en el asador para sacar adelante los partidos. Ante el Cangas no fue suficiente. Los últimos minutos se hicieron eternos, el equipo sufrió mucho y no vio premiado todo el esfuerzo previo. Anoche ante los colistas del Tatran Presov nada se pareció en el final, porque el Bidasoa supo administrar las ventajas y terminar jugando con casi toda la chavalería en la que el acierto rematador de Julen Mujika destacó sobremanera, lo mismo que la capacidad defensiva de Urruzola y Furundarena.

En el encuentro de la primera vuelta disputado en tierras eslovacas el triunfo sonrió a los locales (27-25) y esos eran números que se debían tener en cuenta anoche, porque pensando en futuro el gol average puede ser determinante. El Bidasoa ganó por su trabajo defensivo. Tanto José Manuel Sierra como el muro impusieron su ley tanto cerrando la línea de los seis metros, como en el robo de balones en la circulación visitante. Así se pusieron las botas de contraatacar y de llevar el balón al fondo de la portería defendida por Colodeti o Leben. La defensa eslovaca se esmeró en evitar los pases al pivote. Ni Ugarte, ni Aginagalde, ni Matheus recibieron muchos balones para definir. El sacrificio de todos ellos lo aprovecharon sus compañeros para ir abriendo una brecha decisiva, tanto por los extremos como desde la primera línea en cruces y superioridades.

El Presov aguantó hasta el 8-8, pero cinco goles seguidos de los amarillos pusieron la proa al encuentro. Esa distancia se mantuvo hasta el descanso (16-11) y se amplió mucho en la reanudación. Al cuarto de hora del segundo tiempo el tanteo era abrumador (27-14) lo que significaba un parcial (11-3) desde el inicio del último acto.

El Tatran Presov afrontó el partido con trece jugadores. Perdió por lesión al extremo Sergio López cinco minutos después de volver de vestuarios. El extremo izquierdo no retornó a la cancha, lo que menguaba aún más las opciones de su equipo. El entrenador Antl decidió en algún momento atacar con siete jugadores, pero la diferencia sobre el parqué era tan notable que los suyos se dejaron ir.

El Bidasoa, una vez lograda la brecha en el marcador, también se relajó lo necesario para terminar consiguiendo todos sus objetivos y afrontar el futuro inmediato en otras condiciones. Deberá recuperarse del mejor modo posible, porque mañana vuelve a jugar, esta vez en liga, frente al Bada Huesca y el sábado en el Palau Blaugrana ante el Barça. ¡No se sostiene!