irun - Pasó por el FC Barcelona, fue campeón europeo y mundial en categoría júnior con España y recaló en el Bidasoa en 2017. Con apenas 23 años, el gallego es el presente y el futuro de la meta irundarra... y de la estatal. Sabe que en una cita como la de mañana muchos ojos están puestos en la portería. "Me gusta la presión", dice este estudiante de Periodismo que se toma con calma los estudios porque sabe que tiene una larguísima carrera deportiva por delante. En vísperas de viajar a Plock, charla con este periódico sobre su trayectoria y el momento del Bidasoa.

¿Cómo está el equipo?

-Estamos con muchas ganas de hacerlo bien. Sí es verdad que estamos con algunas dudas en los últimas jornadas y nos ha afectado, pero es cuestión de hacerlo bien un par de partidos y coger otra racha positiva.

Les está costando encontrar su mejor juego a la vuelta del parón. ¿Están afectando las lesiones?

-Paco Barthe y Mikel Zabala ya están descartados y en pretemporada Iker Serrano con la espalda, Jon Azkue con el tobillo, Sergio de la Salud con una rotura de fibras... parece imposible que estemos todos y lo hemos pagado. Pero podemos dar nuestro mejor nivel pese a las bajas y tenemos que ser exigentes con nosotros mismos.

Qué mejor momento recuperar el mejor nivel que el partido contra el Wisla Plock.

-Sí, estaría genial llegar allí, jugar bien y sacar un buen resultado. Vamos a tratar de medirnos de tú a tú contra un equipo importante. Tengo ganas de ver en qué nivel estamos. Tenemos mucha ilusión.

¿Cómo es el Wisla?

-Es un equipo bastante físico, igual no tan táctico como nosotros. Generan muchas situaciones de uno contra uno en las que el físico predomina y eso les puede favorecer, y en defensa suelen basarse en un 6-0 muy compacto y duro. Pero tenemos nuestras armas para superarlos.

Ustedes, con su defensa, han creado dificultades a los rivales a los que se han medido en Champions.

-Les creamos dudas, no saber si el defensa te va atacar o te va a ir al pase con el pivote... con jugadores que normalmente se basan en levantarse y tirar, les quitamos eso y tienen que jugar con el pivote, que no es su especialidad. Ahí podemos robar y eso es lo que nos está permitiendo dejar en marcadores bajos a los rivales.

¿El Wisla es superior al Savehof o al Sporting de Lisboa?

-Al Savehof sí es superior. Puede ser del nivel del Sporting. Es un equipazo con grandes jugadores.

Contra el Sporting fueron dos duelos muy duros, así que esperamos otras dos batallas...

-Sí, sí, no sabría decirte quién es favorito. Yo confío plenamente en mi equipo, vamos con humildad pero con unas ganas impresionantes.

Un buen resultado allí sería...

-Ganar. Me dices si firmo el empate, y ahora de digo que no. Hombre, si vas perdiendo de cuatro, Dios no lo quiera, y remontamos y perdemos de dos, pues es algo que se puede solucionar aquí, pero vamos a ir a ganar.

Artaleku va a ser una caldera la semana que viene.

-De los tres años que llevo aquí, será el partido de más ambiente seguro. Va a ser de esos días para los que entrenas y juegas.

En partidos grandes, el foco suele estar en los porteros. ¿Le gusta? ¿Es presión?

-Sí. Si elegí ser portero es porque me gusta depender de mí mismo y tener esa presión. En partidos así podemos ser un factor diferencial. Si Rangel y yo estamos acertados, tendremos muchas más opciones.

Es de Lalín, donde hay mucha tradición de balonmano. ¿Cómo empieza a jugar usted?

-Es el deporte rey allí, los sábados la gente va a ver al equipo de balonmano, que ahora está en Primera Nacional. Yo lo hacía desde los ocho años y eso es lo que me metió el gusanillo del balonmano. En la escuela del Lalín puede haber 600 niños y niñas, que son muchos para una localidad de 20.000 habitantes o así.

¿Suele volver allí?

-Siempre que puedo voy y entreno con los que eran mis compañeros. Los chavales se fijan en mí porque estoy en Asobal, pero también en otros jugadores gallegos. Yo antes me fijaba en Pablo Cacheda, que es de Lalín también.

¿Siempre ha jugado de portero?

-Sí, lo tenía claro. Siempre me gustó, pero si ahora volviera atrás, no sé yo si lo volvería a escoger. Te llevas buenos balonazos. Me he roto dientes, la nariz, las manos te duelen... pero ojalá me sigan doliendo porque significa que seguiré parando.

Tiene 23 años y en su puesto hay casos de jugadores muy longevos. ¿Se plantea cuánto tiempo le puede quedar de profesional?

-Mi paisano Javi Díaz, en Cangas, tiene 45 años y el otro día paró un penalti para ganar. No sé si me veo tanto, pero me queda mucha carrera. Es difícil pensar en algo tan lejano.

¿Empezó a despuntar desde que era pequeño?

-Siempre he sido muy competitivo. Desde pequeño he ido a Campeonatos de España, he estado en la selección juvenil, promesas, júnior... han ido contando conmigo.

Cuando era juvenil lo ficha el Barça.

-Con 17 años. Fue un paso importante y noté el cambio. Pasé de jugar con juveniles a entrenar con el Barça y que me tiraran como nunca me habían tirado. Te sientes desubicado, no sabes casi ni los ejercicios que te están mandando. Disfrutas de entrenar con ellos y que te tire Karabatic, por ejemplo. Ni te lo crees. Pero fue un cambio muy drástico y me costó horrores adaptarme a Barcelona, a no estar con mi familia y mis amigos. Lo llegué a pasar mal. Estaba en La Masía y compartía habitación con Dani Dujshebaev. Seguimos manteniendo una buena relación, hablamos mucho.

Entonces, ¿jugaba con el filial y entrenaba con el primer equipo?

-Eso es. A veces te llamaban para entrenar. En su momento en la portería coincidí con Gonzalo Pérez de Vargas y con Saric, palabras mayores. Saric era increíble, había días que no le metían gol y luego te ponías tú y parecía que estabas jugando al balón prisionero. Para mí es un ejemplo como jugador y como persona, me trató muy bien. Era el veterano y siempre se preocupaba por los demás. Estar en el Barça fue como hacer un máster de dos años.

En 2016 fichó por el Villa de Aranda y debutó en la Asobal.

-Empecé bien y creo que hice buenos partidos, pero luego al equipo le costaba, decaímos todos y fue un poco triste con el descenso.

Allí fue ya como campeón de Europa júnior y después de esa temporada en Aranda llegó su gran verano con el título mundial.

-Es de las mejores experiencias de mi vida. Tengo un recuerdo brutal, y no solo por el resultado. Era el último año júnior y teníamos un equipo muy unido, llevábamos varios veranos juntos. Nos seguimos llevando muy bien.

Sus últimos minutos fueron espectaculares, con el penalti parado que llevó la final a la prórroga contra Dinamarca y sus paradas en el tiempo extra.

-El famoso penalti, sí. Era a vida o muerte, tenía que pararlo como fuera. Estaban todos mis compañeros con las manos en la cabeza. Gracias a Dios lo paré y luego las paradas a las jugadas desde el extremo no las piensas tanto. Luego el balón cayó en las manos de Dani y ganamos.

En 2017 el Bidasoa apostó por usted.

-Creyeron en mí y yo en ellos. La primera temporada fue dura, sufrimos, pero si hay que sufrir para estar así ahora, bienvenido sea.

Nadie esperaba algo como lo que han conseguido estas dos últimas temporadas.

-La verdad es que no. La clave fue los fichajes del segundo año, se adaptaron a la perfección ya en pretemporada y fue todo rodado. Llevamos temporada y media a un nivel muy bueno, hemos conseguido muchas cosas, y eso nos hace tener la exigencia que tenemos ahora, queremos más.

Subcampeones de Liga, finalistas dos veces de la Copa Asobal, debut en Champions... ¿Con qué se queda de este año y medio?

-Si tuviera que elegir algo, sería el partido contra Logroño de la temporada pasada. Fue la guinda al curso. Confirmamos el segundo puesto, logramos el récord de puntos de la segunda vuelta, en la que solo perdimos contra el Barça, entramos en Europa... Ese día fue espectacular, pero todo en este equipo es especial por compartirlo con los compañeros.

Irun sueña con eliminar al Wisla Plock y que venga un grande...

-Sí, todos sabemos a qué se refiere la gente. Nosotros también lo comentamos. Imagínate que viene el Veszprem, el Kielce, el Kiel... te podría decir varios. Sería un sueño jugar contra ellos. Pero primero el Wisla, que es un equipazo. Tendremos que jugar a tope 120 minutos para merecer pasar de ronda.

Hace poco ha renovado hasta 2022.

-Sí, estoy muy contento de seguir. Estoy genial en el club y en Irun y no ha habido ningún problema.

Entiendo que por su nivel y su juventud le habrán llamado clubes del extranjero.

-Sí. He tenido tentaciones por así decirlo y la verdad es que estuve a punto de firmar por otro equipo, pero al final quería seguir aquí.

¿Suele hablar con el presidente, Gurutz Aginagalde?

-Alguna vez hemos tenido alguna charla de portero a portero, pero no se mete mucho en el tema deportivo, nos deja a nuestro aire. Yo siempre estoy abierto a consejos, y más si vienen de Gurutz o Asier Zubiria.

Es difícil destacar a un jugador del equipo por encima de los demás. Quizás por eso es el 'Bidasoa de Jacobo Cuétara'.

-La manera de jugar es un sistema muy suyo que nos ha hecho llegar donde hemos llegado. Pero si me dices de quedarme con un jugador lo tengo claro, aunque no te lo voy a decir. No soy yo (se ríe). Tengo predilección por uno, pero es verdad que coralmente funcionamos muy bien.

¿Qué le gustaría conseguir con el Bidasoa? Porque el listón está muy alto...

-La Champions cambia el formato y el año que viene solo entran 16. Será difícil jugarla. La Copa EHF va a ser más competitiva y, si entramos, me gustaría llegar lejos y quizás jugar una Final a Cuatro. Sería muy bonito hacerlo con el Bidasoa.

¿Frustra tener enfrente al Barcelona, que gana todos los títulos?

-Hoy por hoy ganarles es imposible. Es frustrante saber que puedes competir 40 minutos, pero ellos tienen una sexta marcha. Lo hacen siempre.

¿Entre sus metas o retos está jugar un Europeo o un Mundial con la selección absoluta?

-Es un sueño. He ido dos veces a la selección B, ojalá pueda ir a algún entrenamiento con la A. Tengo que ir creciendo poco a poco con el Bidasoa, todo va a de la mano.