Después del exitoso 2019 del que el aizkolari Iker Vicente disfrutó a nivel deportivo, 2020 se está convirtiendo en un año de dudas. Pero estas no vienen para él por su rendimiento con el hacha, sino por la crisis sanitaria provocada por el coronavirus y que está afectando a la aizkora de la misma forma que el resto de deportes. Iker está pasando estos días como el resto de la población, confinado en su casa. Sin embargo, él tiene la suerte de poder entrenar, ya que la nave privada en la que se prepara está al lado de su casa de Otsagabia, pese a que las últimas dos semanas no ha podido coger el hacha y entrenar la técnica de corte, ya que toda esta situación le vino con falta de previsión y estuvo sin madera con la que entrenar. "Al principio de las medidas de confinamiento me cogió un poco mal toda la situación. No tenía madera para entrenar, pero me monté un pequeño gimnasio con alguna máquina que tenía en casa y ahora ya he conseguido madera, así que se está haciendo algo más llevadera la situación", asegura Iker desde su casa.

El gimnasio, también en casa El de Otsagabia, sin embargo, reconoce que la situación no la vive con normalidad, puesto que, al no poder desplazarse a Pamplona para ir al gimnasio donde habitualmente se ejercita, se ve obligado a tener que hacerlo desde su casa. "Pese a que ahora, desde que tengo madera en casa, es un poco más normal el día a día de entrenamientos, nunca es lo mismo. Para trabajar la fuerza tengo un entrenador en Pamplona que está todo el rato conmigo. Ahora lo hago por videollamada, pero es muy diferente la situación con las máquinas que tengo en casa. Intento que los entrenamientos sean lo más parecidos posible a lo que habitualmente hacía, pero cambia. Con la madera sí que tengo la suerte de que mi padre me ayuda con la técnica y puedo entrenarla bastante bien", confiesa Iker.

Un proyecto entre manos De todas formas, para el aizkolari, la situación le está permitiendo centrarse, además de en sus entrenamientos, en un nuevo proyecto que tiene entre manos en su localidad. La apertura de una casa rural. Desde hace un tiempo, Iker se encuentra reformando una vivienda que adquirió, y asegura que toda esta situación le está permitiendo dedicarse un poco más a ese proyecto. "Hace un tiempo compré una casa en Otsagabia, y estoy reformándola para hacer una casa rural. Así que con toda esta situación la estoy apañando como puedo con un poco más de tiempo, pintar, pequeños arreglos y algunas cosas más", relata Iker.

Pero, pese a ese proyecto, Iker mantiene la preocupación sobre la situación actual, y una parte de él teme por el futuro de la aizkora y de los aizkolaris, ya que la crisis que pueda venir, según reconoce, "puede hacer mucho daño a nuestro deporte". "Todo esto ha sido una sorpresa para todos. Ahora mismo no podemos hacer gran cosa. Tenemos que intentar entre todos darle la vuelta a lo que está sucediendo. Este año ya sabemos que va a ser un mal año, pero es lo que ha tocado y solo queda apoyarnos entre nosotros", lamenta Vicente.

La esperanza, lo primero En cualquier caso, Iker espera que todo el daño que esté por venir se pueda acabar solucionando pronto y lamenta la posibilidad de que su deporte se vea afectado económicamente, sobre todo, en las exhibiciones. "En nuestro deporte una gran fuente de ingresos son las exhibiciones de verano. Este año, por estas fechas, ya teníamos cerradas bastantes y desde muchos pueblos nos estaban llamando para que fuésemos a hacer exhibiciones. Ahora, con todo paralizado, esperemos que solo se retrasen y que pronto podamos volver a la actividad habitual. Será un año malo, no solo para los aizkolaris, lo será para todos. Pero esta es una situación que preocupa. Se dice que va a haber una crisis muy grande y que van a ser tiempos difíciles. A mí me inquieta cómo pueda afectar a nuestro deporte. Las exhibiciones se hacen por medio de ayuntamientos, y si hay menos dinero, ya veremos cómo afecta, ya que si todo se recorta, con la aizkora no se va a hacer ninguna excepción", reflexiona.

Sobre el calendario, el Campeonato del Mundo es el que con más ilusión esperaba para este año Iker Vicente, puesto que este es uno de los pocos títulos que le quedaban por conseguir. Un evento que desafortunadamente no se va a poder celebrar en 2020, pero que Iker confía en poder llegar al de 2021 con más fuerza. "En Semana Santa se iba a celebrar el Mundial en Australia, pero ya se ha suspendido el evento. A la vuelta de esa competición tenía el Urrezko Aizkora, del que ya deberían estar celebrándose las primeras eliminatorias. Este último, de momento está aplazado y tenemos la esperanza de que se pueda celebrar más adelante, pero estamos a la espera de ver que nos dicen desde la organización. En cambio, el Campeonato del Mundo en Sidney no celebrará esta edición, se ha cancelado definitivamente. Ya cuando empezó todo el tema del coronavirus barajábamos la opción de que no pudiésemos ir. Pero el año que viene, si todo va bien, espero poder estar allí con más fuerza", señala el campeón de Euskadi.

Por otra parte, otro de los problemas a los que el aizkolari asegura que se enfrenta la modalidad es al calendario que está por venir, ya que considera que puede ser difícil organizar todas las fechas de competiciones que se están aplazando, siempre y cuando estas se acaben disputando: "Si las competiciones que se están viendo afectadas se acaban celebrando tendremos un calendario muy apretado. Pero todavía no sabemos cuáles se podrán hacer ni qué calendario se manejará. Lo que es seguro que, sea como sea, las tendremos todas muy juntas y eso puede que nos afecte un poco en el rendimiento".

De todas formas, el aizkolari confía en que, poco a poco, la situación mejore y pronto todo el mundo pueda volver a la normalidad y señala que "esto hay que solucionarlo entre todos lo antes posible. Hay que seguir en casa, hacer caso de lo que se nos manda y de las pautas que se ponen para, entre todos, intentar terminar con esto cuanto antes".

"Van a ser tiempos difíciles y a mí me inquieta cómo pueda afectar a nuestro deporte" Iker Vicente Aizkolari