donostia - El vitoriano empezó a jugar a tenis de mesa desde que era un crío en el polideportivo Arriaga, donde estaba metido “todo el día”. Con nueve años se proclamó subcampeón de España en categoría benjamín; con once viajó por primera vez a entrenar a China; con catorce entró en el CAR de Sant Cugat; y con 17 fichó por el Leka Enea, donde se ha convertido en el jugador franquicia y en el ídolo de los niños y niñas que juegan en el centro irundarra. Endika está feliz por el título estatal, que le ha permitido volver a la selección, y quiere la liga con el Leka Enea.

Fue padre hace cuatro meses y ahora acaba de conseguir el título de campeón de España.

-Sí, y eso que el viaje fue un jaleo. Fui en avión de Bilbao a Málaga con mi mujer, mi hija y mi padre, en el coche de alquiler no entraban las cosas... Yo pensaba: Voy a romper la pala antes de jugar, no se puede viajar así. Pero luego salió todo de cine.

¿Cómo fue el torneo?

-Miré el cuadro y Carlos Machado no me podía tocar en cuartos, que es el que me había eliminado ocho veces en los últimos diez Campeonatos de España. En cuartos me tocó con Daniel Palacios, mi compañero en Irun. Al ser compañeros, el duelo se ajusta mucho y no es lo mismo entrenar juntos que jugar. Le gané y luego me tocó contra Moisés Álvarez, al que he solido ganar pero siempre en partidos muy reñidos. Íbamos 3-3 en sets y 10-8 abajo en el último. Salvé dos bolas de partido y me metí en la final. Y ahí, contra Machado, otra vez 3-3 en sets y en el último set 2-6 abajo y luego 9-6 y 10-8 a mi favor. Ahí es cuando empecé a pensar que tenía la oportunidad de mi vida. Me empata, me pongo 11-10, vuelve a igualar y acabo ganando 13-11.

Ahí entra en juego la cabeza...

-Con 10-8 le doy con el canto. Cuando le das así y entra, la bola va rara y el otro suele fallar. Y de repente me vuelve la pelota y pienso: Si no gano con esto, la cosa se complica mucho. Todo eso lo piensas mientras la pelota va y viene. Cuando voy 4-1 abajo en ese set, Jaime Vidal, compañero también en Irun, que siempre ha sido mi entrenador en estos torneos, me dice que el único que piensa en todo el pabellón que voy a ganar es él, y que yo lo tenía que pensar también. Luché y me salió bien. Traté de seguir la táctica al dedillo.

Derrotó a Machado, que ha sido once veces campeón de España.

-Ganó siete Campeonatos de España seguidos; ahora es verdad que hay uno mejor, que es Álvaro Robles y Machado solo había perdido contra él. Sabe de maravilla ganar el título. Igual de 20 veces le había ganado dos, y cuando le he ganado es porque él había jugado mal. En una final es complicado que juegue mal porque ya venía rodado.

Había sido cinco veces podio.

-Dos platas y tres bronces. Se me va acabando el tiempo. Había jugado finales, semifinales, cuartos... mi primera final fue en 2011. Sentía que no me quedaban muchas oportunidades para ser campeón.

¿Ser padre le ha dado una tranquilidad que ha sido positiva en este campeonato?

-Llevo años viendo jugadores que han sido padres y han vuelto a jugar bien. Este año yo estoy jugando mucho mejor en la liga y encima he ganado el Campeonato de España. Noto que no me preocupo tanto, tengo que jugar mañana y no estoy ni pensando en el partido. Entreno duro y pienso en la táctica y el estudio previo, pero no le estoy dando vueltas constantemente. Ahora hay cosas más importantes que ganar o perder.

¿Qué valor le da al título? Porque aparte del Campeonato de España, juega la liga y en Europa con el Leka Enea, es internacional...

-Los jugadores deberíamos pensar que lo más importante es el club, porque es lo que te da dinero para vivir, pero el Campeonato de España es especial, es uno al año. Significa que eres el mejor del país y dependes de ese campeonato para jugar en la selección, que te conozcan en el extranjero, que los clubes te fichen... Es el más importante de la temporada.

Le hicieron un bonito recibimiento en el club.

-Sí. Me engañaron. Era miércoles, que es justo la tarde que descanso. Me comentó mi mujer que fuera a entrenar porque el lunes no había podido. Y le dije que sí, claro. Esa sorpresa fue algo irrepetible. No sentiría lo mismo ni aunque fuera campeón del mundo. Fue súper bonito.

Es el jugador franquicia del Leka Enea, lleva ahí trece años.

-Ha habido muchos jugadores en el club, pero van y vienen, juegan y se marchan, y no tienen ese contacto con los niños y niñas. Les ven competir, pero nada más. Yo me sé el nombre de todas las personas que hay en el club.

Usted nació en Vitoria y empezó a jugar a tenis de mesa en el polideportivo Arriaga.

-Empecé en el barrio de Arriaga; hay dos mesas en la calle y en verano jugábamos ahí. El segundo verano vino un entrenador del polideportivo y nos dijo que en invierno podíamos jugar dentro. Yo tenía siete años y no me atreví a entrar porque miré por el ojo de buey y todo el mundo que jugaba era mayor. Con ocho años me llevó otro chaval de doce. Tú piensas que si ganas en la mesa del barrio eres el mejor, pero me dijo que había gente dentro que jugaba mejor. Yo le decía: Imposible, si aquí estamos los mejores. Pero entras y ves gente con otro material, dando otro efecto a la bola.

¿Metía muchas horas jugando a tenis de mesa?

-Éramos los dueños del polideportivo. Era salir de la ikastola e ir ahí. Conchi, que era la canchera, nos abría y no teníamos ni que estar en las horas de entrenamiento. Echamos muchísimas horas porque nos gustaba. Teníamos la oportunidad de ir a cualquier hora. Estaba todo el día metido ahí, todo el día. A veces jugábamos un rato a fútbol o íbamos a la tienda a comprar, pero básicamente jugábamos a tenis de mesa. En invierno hace un frío que pela en Vitoria y estaba todo el día ahí.

Empezó muy pronto a destacar.

-Esa primera temporada, con nueve años, quedo subcampeón de España en benjamines cuando no era ni categoría oficial y llego a cuartos en alevines. Era mi primer campeonato y empecé a hacer concentraciones con la selección en la zona norte. Con diez años fui en avión a una concentración de verano en Sierra Nevada. Fui solo en el avión. Mi padre me llevó al aeropuerto, ahí me acompañó una azafata y al aterrizar había una persona de la selección que me esperaba. No sé ni cómo me dejaron ir mis padres.

Poco después fue a entrenar por primera vez a China.

-Fui con la selección. Tenía once años. Eran navidades y pasaba la Nochevieja fuera de casa, pero yo tenía claro que quería ir. En China era morir a entrenar. El seleccionador entonces era chino y no entendía que no podíamos aguantar eso, entrenábamos ocho horas y no estábamos acostumbrados. Era llegar y el tercer día unas agujetas y unos dolores... al séptimo estabas bien y la segunda semana aguantabas. Ves cosas diferentes y las puedes aprender y aplicar. La disciplina que tienen es increíble. En Vitoria entrenábamos un poco a lo salvaje, no había ese conocimiento de ejercicios, cómo entrenar cada faceta... En China es donde más saben, es una diferencia increíble.

Con catorce años dio un paso importante, ya que se desplazó a Barcelona a vivir.

-Fui al CAR de Sant Cugat. Yo desde pequeño comentaba en casa: Hay un sitio donde los jugadores viven y pueden entrenar por la mañana y por la tarde. Yo quiero ir. Pero cuando me lo propuso la Federación me entró el miedo de ir sin mi familia. Mi padre me dijo: Siempre has sido bastante maduro para tomar decisiones y tienes que decidir tú. Fui a probar en verano y me quedé. Estuve tres años, una experiencia muy buena.

Con 17 año le fichó el Leka Enea.

-Era 2007. Decidí romper la beca. Había hecho una completa de dos años y la segunda hasta la mitad. La Federación no me puso ningún problema porque venía a un equipo con profesionales. Y aquí estoy desde entonces. Hubo cinco años que viví en Madrid porque estudié INEF. Entrenaba allí y me desplazaba a jugar todos los fines de semana.

Entiendo que no es fácil ser profesional del tenis de mesa. ¿Usted tenía claro que quería dedicarse a esto?

-De pequeño lo decía. Al principio empiezas a ganar algo de dinero y ves que hay algún compañero que vive de ello, y era lo que yo quería, tener un contrato profesional y dedicarme a ello. Lo tenía claro. Había otros que jugaban como yo en el CAR y no han llegado. Como jugadores, lo que es vivir de jugar exclusivamente, vivimos seis o siete en España. Ahora, aparte de jugar, no entreno a chavales, aunque echo una mano en el club.

¿Cuál es su preparación, su rutina de entrenamientos?

-Empezamos a las nueve de la mañana y hasta las once estamos en la mesa haciendo ejercicios contra otro jugador. De once a doce vamos al gimnasio tres días a la semana. Y por la tarde, de cuatro a cinco y media mesa; y luego cosas más específicas como ejercicios de multibolas, que son para perfeccionar la técnica. Pueden ser cinco o seis horas al día, menos el miércoles a la tarde que descanso y el viernes dependiendo de la competición. Si el domingo jugamos en casa, el sábado entrenamos una vez y el lunes igual quitamos una sesión.

Esta temporada ha debutado en la Champions League. ¿Cómo ha sido la experiencia?

-Sí, ha sido nuestra primera vez y hemos ganado un partido. Eran grupos de cuatro equipos a doble vuelta. De seis encuentros hemos ganado uno, al Angers, que ya era complicado. El balance es bueno.

En principio, no tenían sitio en la máxima competición europea, ¿no?

-Este año, al ser olímpico, hay muchos jugadores de nivel que no juegan la Champions porque quieren centrarse en sumar puntos para los Juegos Olímpicos. Y por eso hemos entrado en la Champions. Fue una sorpresa, era una oportunidad, pero también un gasto que no estaba contemplado. Hemos jugado el equipo masculino y el femenino. Si renuncias, tampoco puedes jugar la ETTU Cup, que es la segunda competición europea. Las chicas fueron terceras de grupo, lo que les permitía meterse en cuartos de la ETTU Cup. La han pasado, están en semifinales y creo que pueden ser campeonas.

¿Usted ya no compagina las competiciones de clubes con los torneos individuales?

-No. Yo dejé de jugar eventos individuales cuando mi madre enfermó, para estar más tiempo en casa, y después la Federación ha contado con otros jugadores más jóvenes. Se pueden compaginar las dos cosas, pero los grandes jugadores no lo hacen porque van a un torneo internacional, suman puntos y ganan dinero. En las competiciones por clubes no se suman puntos para el ranking mundial, así que yo ahora no tengo ranking.

Por cierto que usted ahora vuelve a la selección.

-Sí. Es un poco incómodo para ellos porque han apostado por otras personas, pero yo soy campeón de España y sería un revuelo si no me convocan. Jugamos el Campeonato del Mundo por equipos en Corea. Vamos el 17 de marzo. En primera división hay 24 selecciones; y en segunda, otras 24. Nosotros estamos en segunda y el objetivo es subir; para eso hay que quedar entre los dos primeros. Para mí, es una oportunidad porque es un torneo largo y el seleccionador va a tener que usar a los cuatro jugadores.

A todo esto, en la liga el Leka Enea va segundo al acecho del líder, el Cajasur. ¿Opciones de título?

-Estamos a más de una victoria del primero y estamos dando oportunidades a gente joven del club para que pueda progresar. Cuando empiezas es difícil ganar. Así comencé yo. Espero que el Cajasur falle. La semana pasada empató. Yo creo que podemos ser campeones si seguimos jugando bien y continuamos igual de concentrados. Dentro de poco nos medimos con ellos. Si llegamos a la misma distancia y les ganamos, les meteríamos mucha presión. Y las chicas también están ahí, se van a jugar el título contra el Cartagena.