donostia - Garbiñe Muguruza superó en el Abierto de Australia a la enfermedad, a tres rivales de Top 10 mundial, a las temperaturas extremas de la jornada de semifinales, pero no pudo superar a Sofia Kenin, el último obstáculo que le impidió levantar su tercer Grand Slam. La estadounidense de 21 años levantó el primero de su carrera tras vencer por 4-6, 6-2 y 6-2. Debe ser el signo de los tiempos porque la experiencia ha dejado de ser un grado en las finales. Esa era la baza que, en teoría, podía decantar la balanza hacia la de Caracas, pero Kenin jugó como una veterana, sobre todo en los puntos decisivos cuando estaba al filo de la derrota, y se convirtió en la undécima tenista que estrena su palmarés de Grand Slams en los últimos 18 disputados. Cuando se dice que el circuito femenino es imprevisible y está muy abierto no es por casualidad.

El desparpajo, cierta insolencia, dan frutos como ya habían demostrado Naomi Osaka y Bianca Andreescu ante Serena Williams en el US Open. Muguruza empezó dominando, pese a que su juego no terminaba de fluir como otros días, y se anotó el primer set gracias a que pudo conectar ganadores y contener así el fuego de la estadounidense. Pero la final se le empezó a hacer bola a la vasco-venezolana a partir del segundo set cuando sus porcentajes de acierto en el primer servicio cayeron en picado. Eso hizo que Kenin agarrara el partido y ya no lo soltara. La nativa de Moscú con residencia en Florida empezó a mover a Muguruza de lado a lado, bien con excelentes golpes defensivas, bien poniendo ganadores cerca en las líneas, y la doble campeona de Grand Slam se vio obligado a pegar en carrera y no pudo colocar sus golpes.

Esa determinación la había colocado en la final cuando ante Barty salvó bolas de sets en contra en los dos parciales para acabar ganando. Y fue clave en el par de juegos en los que probablemente se decidió el título. Con 2-2 en el tercer set, Garbiñe Muguruza tuvo un 0-40 a favor. Era el momento, el juego que podía hundir a su rival. "Sabía que tenía que ser valiente y que, claro, tenía que jugar los cinco mejores puntos de mi carrera. Es el juego que me llevó a ganar mi Grand Slam", explicó después Kenin, que salvó el apuro con cinco golpes ganadores que Muguruza no pudo contestar. En el juego siguiente, la de Caracas tuvo un 40-15 con su servicio, pero cometió tres errores no forzados y cedió su saque con una doble falta.

En la pared que ya era Sofia Kenin, imposible colarle un tanto porque devolvía todo, se había abierto un resquicio por el que Muguruza no logró entrar. Y eso se metió en su cabeza y le agarrotó el brazo. La joven se creció aún más y la más experta se vino abajo. Con saque para alargar la final y meter presión, la vasco-venezolana cometió tres dobles faltas, ocho en total, la última de las cuales llevó a alzar los brazos a Kenin. "Siempre he tenido mucha confianza en mí misma, sabía que en algún momento llegaría al lugar donde estoy ahora mismo", afirmó tras lograr un triunfo que confirma su progresión del último año. Su madurez, forjada durante años junto a su padre, y su carácter competitivo, aprendido de su admirada Maria Sharapova, le coronaron como nueva campeona del Abierto de Australia y le llevarán mañana al número 7 del mundo. Garbiñe Muguruza se colocará cerca del Top 15 después de su mejor actuación en Australia a la que le faltó la guinda. Sofia Kenin, la primera estadounidense que gana un grande desde 2002 sin apellidarse Williams, tenía otros planes. l