donostia - El Gipuzkoa Basket ya conoce el sabor de la victoria. Le ha costado seis jornadas llevarse una alegría al cuerpo, pero por fin lo hizo tras superar ayer al Morabanc Andorra en Illunbe por 67-64. Los hombres de Jaume Ponsarnau sufrieron en exceso en los minutos finales debido probablemente a los nervios y a esa ansiedad por ganar, pero en líneas generales hicieron un buen partido, con una defensa muy consolidada y un ataque que poco a poco parece que va fluyendo. El GBC ya ve la luz al final del túnel, porque empezar la temporada con cinco derrotas seguidas, por muy difícil que fuera el calendario, pesaba lo suyo. La victoria demuestra que este equipo puede ser competitivo, algo que estaba en duda visto el rendimiento en las anteriores citas ligueras.

Will Hanley indicó el camino al resto de sus compañeros. El ala-pívot estadounidense con pasaporte irlandés se ha convertido en la más grata noticia de este curso, superando con creces su rendimiento del año pasado, donde solo dio pinceladas de todo lo que está ofreciendo ahora. Buena defensa, intensidad, rapidez para correr el contraataque, recursos para anotar... Sus 20 puntos, cinco rebotes y cuatro balones robados resultaron claves para desarbolar al Andorra. En ausencia de Dani Díez y con Taquan Dean aún incapaz de convertirse en el anotador que debe ser, Hanley ha dado un paso al frente y se ha convertido en la referencia del equipo. Bien por Will. Junto a él, sobresalió la labor de Jordi Grimau -importante en su regreso a las canchas- y David Doblas, que poco a poco va pareciéndose al pívot que tanto brilló el pasado curso. Mimbres que permiten ser más optimistas teniendo en cuenta que Iarochevitch ya jugó unos minutos y que Díez podría estar listo para el próximo partido. Las buenas noticias empiezan por fin a llegar después de cinco semanas de chascos.

Le costó al Gipuzkoa Basket hacerse con el ritmo del partido y el Andorra cogió cuatro puntos de ventaja (9-13) en el minuto ocho. A los de Ponsarnau les costaba horrores anotar y mantenían el tipo gracias a una destacable intensidad en defensa, tónica que se mantuvo hasta el minuto catorce (17-20). La entrada de Dean, que se había pasado diez minutos en el banquillo porque había hecho ya dos faltas, dio otro aire al ataque, y una canasta de Hanley, un triple del propio Dean, un contraataque culminado por Jordan un triple de Grimau propiciaron un parcial de 10-3 que dio la vuelta al marcador (27-23).

Fue el punto de inflexión, la racha anotadora que necesitaba el GBC para verse por delante en el marcador y jugar más suelto. A partir de ahí, el partido cambió de dueño y pasaron a dominar los locales con mucha suficiencia. El 34-27 al descanso dio paso al 40-27 en la reanudación gracias de nuevo a los puntos de Hanley, muy inspirado. El Andorra no veía la manera de atacar la defensa de un GBC cuya confianza iba aumentando por momentos. Hanley, absolutamente enrachado, las metía de todos los colores y la renta aumentó hasta los quince puntos (46-31). Doblas y Grimau también encontraron el camino al aro y al término del tercer cuarto el choque parecía en el bolsillo (52-40).

nervios finales Llegaron, sin embargo, los nervios. Solo así se puede explicar que un partido que estaba totalmente encarrilado, con un equipo tan superior a otro, se complicara en el último acto. El Andorra, con Blanch como protagonista, amasó un parcial de 0-7 que abrió de nuevo el encuentro (52-47). Grimau y Hanley, este último con un triple, volvieron a dar al GBC (57-50) una tranquilidad que resultó ser muy fugaz después de dos canastas visitantes (57-54). Una pérdida de Grimau provocó ya el miedo a dejar escapar un triunfo que estaba hecho, pero los hombres de Ponsarnau supieron sufrir y a una buena defensa le siguió una jugada de Dean culminada por Grimau (59-54).

El Andorra se aferró al choque con dos triples de Blanch y Green, pero Hanley decidió con dos tiros libres (67-64). David Navarro dio el susto con un triple desde medio campo que parecía bien encaminado, pero el aro repelió el tiro y el triunfo se quedó en casa para alivio de los aficionados y del propio equipo, que respira tras estrenar su casillero de victorias. El GBC demostró que es competitivo y que peleará con uñas y dientes por la permanencia. Toca ahora confirmar lo bueno apuntado ayer y que algunos jugadores acaben de entonarse para seguir creciendo. El próximo reto no será nada sencillo, ya que toca visitar al Laboral Kutxa.