Donostia. No fueron muchos, 4.720 espectadores según datos del club, pero celebraron la victoria más que nunca, más que cualquiera de las del año pasado. Después de semanas de sufrimiento, el Lagun Aro GBC jugó un partidazo, el mejor con diferencia de la temporada, para ganar al CAI Zaragoza con cierta solvencia (79-70) y celebrar por fin un triunfo en Illunbe, donde hasta ahora todo habían sido derrotas. El mismo Lagun Aro que en las últimas semanas parecía muerto y que encajaba una paliza tras otra se mostró como un equipo agresivo, intenso, luchador y acertado para completar una buenísima actuación y derrotar a un rival que compareció en Donostia como quinto de la clasificación. Illunbe estalló de júbilo porque necesitaba una alegría así para creer que la permanencia es posible. ¡Por fin! La afición, que hay que reconocer que hasta ahora había tenido una actitud ejemplar, volvió a vibrar.
Ganar ayer era una cuestión vital. Después de seis derrotas consecutivas, una más habría hundido al equipo quizás definitivamente teniendo en cuenta el calendario que espera: Real Madrid, Blusens, Barcelona y Valencia. La empresa parecía más que difícil porque el Lagun Aro no estaba emitiendo señal alguna de reacción, pero ayer todos y cada uno de los jugadores se pusieron el mono de trabajo por el bien del equipo. Los que hasta ahora habían tirado del carro y los que parecían estar desconectados y con un pie fuera. Especialmente el discutidísimo Qyntel Woods, que jugó su mejor partido desde que está en Donostia para marcar diferencias con sus 19 puntos y una intensidad que hasta ahora no habíamos visto en él. Ha costado trece partidos ver al mejor Woods, pero ojalá aún no sea tarde para que este jugador despliegue aquí todo su talento. Javi Salgado fue la otra pieza clave. El vizcaino es un capitán ejemplar, siempre dispuesto a partirse la cara y afrontar los problemas con mentalidad positiva. Sus seis triples de ayer, incluido el último desde su propio campo para rematar la faena, aniquilaron al CAI.
A la sombra de Woods y Salgado, todos aportaron su granito de arena. Como dijo Sito Alonso después, cada jugador hizo su papel. Neto rompió la defensa maña en momentos de dificultad, Doblas fue un muro en defensa, Taylor sumó doce puntos sin tirarse todo lo que llegaba, Ibekwe puso cuatro tapones a cada cual más espectacular y hasta Kuksiks volvió a ver aro anotando dos triples. El Lagun Aro, por primera vez en toda la temporada -y han pasado casi tres meses desde el inicio- pareció un equipo de verdad. Comprometido, luchador, intenso. Creyó en la victoria desde el minuto uno y se sobrepuso a las adversidades. A base de corazón y también de acierto. Porque la victoria llegó después de un espectacular 45% en triples, con trece aciertos de 29 intentos. Ayer todo funcionó. Fue como si de repente todo encajara. El equipo dormido, apático, desacertado, roto que encajaba una derrota tras otra fue ayer todo lo contrario. Algo ha activado la chispa en los tres días que han pasado desde la derrota en Sevilla hasta el momento de saltar a la cancha ayer por la noche en Illunbe. Sito Alonso, o quien sea, ha logrado dar con la tecla para activar a un equipo que, ahora sí, parece tener los mimbres para competir con garantías en la ACB y para evitar el descenso, pese a que continúa en el penúltimo puesto de la tabla.
Pese a un inicio un tanto frío, el Lagun Aro estuvo metido en el partido desde el minuto uno. Primero liderado por Salgado y Taylor y luego por un Woods que pareció salir motivado del banquillo, el conjunto guipuzcoano mandó en el marcador y llegó a tener siete puntos de renta (29-22). El CAI reaccionó entonces hasta colocarse con cuatro puntos a su favor (35-39), una ventaja corta pero que teniendo en cuenta los precedentes del Lagun Aro ya crearon cierto nerviosismo en la grada. Dos acciones consecutivas de Salgado y Neto permitieron al Lagun Aro irse por delante al descanso (40-39).
siempre por delante En la reanudación, el equipo de Sito subió un peldaño su intensidad y ofreció sus mejores minutos defensivos de la temporada para dejar al CAI en doce puntos y abrir brecha en el marcador (61-51) con un ataque en el que definitivamente tomó las riendas Woods, autor de siete puntos en el tercer cuarto. Con el americano marcando diferencias y una defensa sólida basada en los jugadores interiores, todo fue más fácil. Hubo incluso espectáculo con los tapones de Ibekwe y los mates de los americanos. La exhibición local continuó en el último cuarto, aunque no faltó la habitual ración de nervios cuando la victoria es tan urgente. El CAI, que perdía por once, hizo un 0-8 de parcial y se puso a tres. Falló incluso tres triples para empatar. El Lagun Aro aguantó el chaparrón y Woods, el renacido Woods, puso el lazo a la victoria. Más necesaria y celebrada que nunca. El equipo de Sito demostró que está muy vivo y que tiene más mimbres de los que pensábamos para competir con garantías en la ACB. Qyntel Woods ha despertado a una bestia dormida. La cuestión ahora es seguir el camino marcado ayer.