- Con una amplísima experiencia en el cortometraje que se saldó este mismo año con el Goya por A la cara, el alicantino Javier Marco debuta en el largometraje con una historia que nació de un personaje, el de Emma Suárez. “La idea surgió un día que íbamos a casa de unos amigos en Madrid en autobús. Mucha gente se bajó en la parada de la cárcel del Soto del Real y nos impacto mucho la estampa. Pensamos que había que hacer algo con ello”, explica.

Su habitual guionista, Belén Sánchez-Arévalo, empezó a desarrollar el guion en 2015 y dos años después la productora White Leaf se interesó por el proyecto. “Venía del mundo del cortometraje durante muchos años y, aunque esta ha sido mi primera película y los tiempos son más largos, al llegar al set, las mecánicas son las mismas”, revela el director, afirmando que contar con un reparto como el que ha tenido “no es algo que pase todos los días”.

Para su salto al largometraje, Marco se ha rodeado de su equipo de confianza, desde el director de fotografía Santiago Racaj hasta intérpretes habituales en sus cortometrajes como Manolo Solo y Pedro Casablanc. Incluso lo ha hecho con algún que otro escenario, como la cocina de la vivienda del personaje de Suárez, que también salía en A la cara.

En lo referente al guion, los siete años de trabajo hasta materializarse en realidad lo han ido mutando, sobre todo, en lo que respecta al personaje que da título a la obra. En un primer momento, iba a tratarse de un ente “surgido del mundo de las ideas” que no se materializaba físicamente pero que tenía presencia mediante una voz en off. “Hay muchas lecturas de quién es en realidad Josefina. Cada espectador tiene la suya”, apunta Marco, encantado con un enigma que no termina de descifrarse en el filme.