a cineasta Danielle Arbid presentó ayer en el Zinemaldia su película Passion simple, una adaptación del libro Pura pasión de Annie Ernaux, en la que retrata la pasión que lleva hasta la obsesión. En la rueda de prensa posterior al pase para prensa y acreditados, la directora lamentó que faltan en los cines cintas "arriesgadas" como esta, en cuanto a la desnudez y el sexo.

Arbid, que estuvo acompañada de los dos protagonistas de su largometaje, Laetitia Dosch y Sergei Polunin, reconoció que Passion simple ha sido una película "complicada de llevar a cabo" porque parte de un libro "casi inadaptable".

"Ese desafío es lo que me atrajo, no es un libro para ser adaptado", incidió, para añadir que "es abierto, generoso, cada uno puede proyectar su visión o su vida" y no tiene "una historia concreta con un estilo demasiado narrativo". "Habla de una emoción muy precisa que la autora ha querido mostrar, ella vivió ese momento, el hecho de enamorarse dice que fue una suerte, no un traumatismo, quise mostrar esa suerte", explicó. Sobre esa emoción apuntó lo siguiente: "Puede ocurrirle a cualquiera o puede que nos haya ocurrido". "Podemos identificarnos en esa relación", añadió.

Por otra parte, incidió en que Passion simple es una película "de emociones que trata de relatar una emoción" y lo hace tratando "de guardar las distancias con el libro", del cual lo que más le impresionó fue "su valentía".

También quiso aclarar que esta película "no tiene nada que ver con el feminismo", porque enamorarse "le puede pasar a un hombre o no". La cineasta señaló que ha sido "un halago" que a Ernaux le haya "gustado la película mucho". "Es una gran escritora, no puedo medirme a su talento, pero ella me ha hecho pensar en mi vida y he hecho que ella olvide un poco la suya, por eso hacer cine es mágico", indicó.

Por otro lado, reconoció que le gusta "correr el riesgo" de perderse en una producción, al tiempo que aseguró el rodaje fue "un viaje". "Lo hermoso es el viaje, partimos del libro pero esto es una aventura en la que hemos mantenido una gran unión", señaló, para incidir en que espera que para los espectadores su obra sea "tan evocadora" como el libro original.

Respecto al tema de la pasión, señaló que es algo que "se nos escapa de las manos" y que una historia de pasión puede acabar en una historia de amor, o no, y, en este caso, "se detiene, es un paréntesis, como una droga o incluso más intenso, es como si entrases en una secta, uno abandona su entorno".

"Quería contar cómo una historia sexual se convierte en una historia mental, en una obsesión", afirmó.

Así, lo que comienza "como sexo, algo accesible y agradable con un hombre guapo y simpático", se convierte en otra cosa cuando la protagonista se enfrenta a "un hombre que acaba de erigirse en un dios ante sus ojos, alguien que ni siquiera existe porque deja de ser un cuerpo para convertirse en una obsesión, algo tóxico. "Para mí, todo eso es amor", afirmó rotunda.

Preguntada por los periodistas sobre la situación del Líbano, Arbid puntualizó que ella es libanesa, pero también francesa: "Espero que la pasión sea algo internacional, sería demasiado triste si no fuera así".

En este sentido, expuso que las mujeres libanesas también pueden identificarse con la protagonista de esta película, como lo hace ella, porque "no hay fronteras", aunque no podrá mostrar esta película en Líbano porque "sería censurada, como las anteriores".

"Me encantaría un mundo feliz, estable y en paz, me encantaría ver paz en mi país, me entristece enormemente lo que allí sucede y la suerte de mis compatriotas", reflexionó. "Espero que algún día películas como esta puedan verse allí y que en Líbano pueda haber salas de cine, porque ahora allí estamos al borde de una guerra", afirmó.

Preguntada por posibles críticas que puedan verter desde sectores feministas a esta película por presentar a una mujer sometida a un hombre, la cineasta aseguró que su película es "valiente". "Eso es el feminismo, tener una mirada del mundo sin vergüenza, sin bajar la cabeza, hablar de debilidades para mostrarse fuerte", comentó.

"Parto de ese principio para contar esta historia", incidió. A su juicio, puede que Passion simple "choque a personas dogmáticas, pero todas las mujeres hoy somos más feministas, no queremos vernos sometidas, ni relegadas, ella solo está sometida al amor".

A juicio de la cineasta, "en el mundo occidental en general faltan las películas que se veían sobre la desnudez y el sexo". "Me hubiera gustado ver más películas arriesgadas de este tipo en el cine, el cine implica compartir emociones fuertes, ¿por qué no compartir estas emociones?", se preguntó.

Por su parte, Laetitia Dosch aseguró que comprendió a la protagonista "instantáneamente". En este sentido, piensa que a la hora de preparar un papel como este "uno puede sumergirse y buscar recuerdos que todos tenemos". "Todos tenemos una historia que nos ha dejado recuerdos indelebles, incluso heridas, no se trata de comprenderla pero esa historia está ahí, muchas personas incluso puede que lo tengan y no hayan hablado con nadie de ello", dijo.

Por su parte Polunin confesó que fue "difícil" para él rodar las escenas de sexo y desnudarse ante la cámara. "Un poco de coñac me ha ayudado", ironizó.

En todo caso, subrayó que "Laetitia tiene mucho talento y Danielle tiene buen humor y es fácil trabajar con ella", por lo que ha habido "un buen ambiente" en la filmación.