- La recién inaugurada exposición comisariada por Norman Foster en el Guggenheim el pasado viernes está atrayendo a numeroso público. Los 38 fabulosos coches, objetos de culto, muchos de ellos nunca vistos hasta ahora por el gran público, que se muestran en el museo, están consiguiendo que se alcancen cifras de visitantes de antes de la pandemia. Este fin de semana previo a la Semana Santa, la afluencia al museo ha sido extraordinaria. Unas 8.900 personas se han acercado al Guggenheim, de las cuales 4.800 lo visitaron el sábado y 4.100, el domingo, lo que duplica la cifra registrada el pasado fin de semana, cuando se acercaron al museo 4.500 personas. Aunque estas fechas el público es mayoritariamente local y del resto del Estado, al contrario que en verano, el pasado fin de semana pasaron por el edificio de Gehry un 44% de extranjeros, de los cuales destacan los procedentes de Francia y Gran Bretaña.

Las cifras demuestran que la exposición Moción. Autos, arte, arquitectura está levantando una gran expectación no solo en Bilbao, sino en toda Europa. Se está convirtiendo en una cita ineludible para todos los amantes del arte y los motores. La muestra está comisariada por el reconocido arquitecto británico Norman Foster, un apasionado de los coches, quien ha prestado once de los 38 vehículos que se exhiben en las salas del segundo piso del museo bilbaino.

Los aficionados a la historia del automovilismo que visiten la muestra encontrarán expuestos, junto a 300 obras de arte correspondientes a las épocas en que fueron creados los vehículos, autos legendarios, como un espectacular Rolls Royce 40/50 Alpine Eagle, de 1914; el Bugatti Type 35 de 1924, vehículo que ganó más de 2.000 carreras en la década de los años 30; un imponente Cadillac El Dorado, de 1959; y el Ford Mustang PRJCT 50, de 1965.

Foster ha dividido la exposición en siete salas, la que muestra el automóvil en sus principios, bautizada Beginnigs; otra dedicada a los diseños más bellos y depurados, denominada Sculpture (Esculturas); la dedicada a los coches más modestos, los utilitarios; la destinada a mostrar los vehículos de competición y la dedicada a los diseños “visionarios”, las aportaciones más innovadoras y futuristas del automóvil.

La muestra se cierra con las salas que acogen los vehículos que simbolizaron el sueño americano entre los años 30 y 60 del siglo pasado, y la que analiza el futuro del automóvil a través de algunas de las mejores escuelas de diseño del mundo.