- La directora catalana Carla Simón conmovió ayer a la Berlinale con Alcarrás, una inmersión en el mundo amenazado del pequeño agricultor, que compartió la penúltima jornada a competición del festival con Leonora Addio, del italiano Paolo Taviani. “Esta película es como una familia. No solo porque parto de los recuerdos de la mía propia, sino porque todos los que trabajamos en ella acabamos creando una nueva familia”, explicó la cineasta, tras el pase para los medios acreditados del festival.

Simón (Barcelona, 1986) volvía a la Berlinale tras haber ganado en 2017 el premio a la mejor ópera prima con Estiu 1983. “Una película aún más familiar que esta, porque ahí sí eran recuerdos propios, mientras que aquí hay guión, es ficción”, explicó.

Alcarràs retrata el último verano de una familia dedicada a la recogida del melocotón en esa población catalana. No habrá otra cosecha, ya que el propietario de las tierras que cultivaron durante décadas, por contrato verbal, las dedicará ahora a otro negocio más lucrativo: las placas de energía solar. “Es un dilema o una ironía que así sea. La energía solar es una buena idea, algo que el mundo necesita, pero que ahora quita a los melocotoneros sus tierras”, explicó Simón.

Simón compartió la jornada con Taviani, que presentó una película que acompaña las cenizas del premio Nobel de Literatura Luigi Pirandello desde Roma a Sicilia, diez años después de la muerte del escritor, en 1936.

El jurado de la Berlinale, presidido por el director estadounidense M. Night Shyamalan, entregará hoy sus Osos entre los 18 aspirantes incluidos en esta 72ª edición del festival.