olestos, controvertidos y necesarios. Más bien, imprescindibles. Son Los Planetas, que, a punto de cumplir 30 años de vida y tras abrir la puerta a Vetusta Morla, Izal, Lori Meyers o Love of Lesbian, siguen entregando discos polémicos y poliédricos. El último, el décimo de estudio de su carrera, se titula Las canciones del agua (El Ejército Rojo) y va de la defensa de lo local, con múltiples guiños a su Granada y el flamenco, a un rock, pop y psicodelia usado como un ariete contra la globalización y el capitalismo.

Casi 30 años después del EP Medusa, el nuevo disco del grupo liderado por J., su vocalista de voz perezosa, y el guitarrista Florent, se puede ver como una confesión de todas las filias que enamoran al grupo, del rock alternativo al pop, pasando por los viajes psicodélicos y el pellizco flamenco. Eso sí, no es tan nuevo, ya que agrupa en sus nueve canciones todos los singles que el quinteto ha publicado en estos dos últimos años de pandemia, junto a otros temas inéditos.

El grupo, que vuelve un lustro después de su álbum Zona temporalmente autónoma y diversas aventuras paralelas de sus miembros, han configurado el nuevo disco en dos bloques “temporalmente autónomos”, uno local, centrado en las raíces, en su Graná, y otro global. El primero rinde tributo a García Lorca, Carlos Cano, al trapero Khaled y al flamenco. Y el segundo, a modo de recopilatorio pandémico, es una andanada anticapitalista que aboga por el pensamiento crítico y la lucha de las ideas. El disco, con diseño de Javier Aramburu, está disponible en CD y vinilo, incluida una edición limitada de 2.000 copias de vinilo transparente.

‘Las canciones del agua’

El manantial

Adaptación de un poema de Lorca, escrito en 1921, que es ya una de las gemas recientes de su discografía. Son más de 12 minutos acariciados por un lírico piano interpretado por David Montañés en un crescendo de intensidad continua. “¿Quién pudiera entender los manantiales, el secreto del agua recién nacida, ese cantar oculto... dulce melodía más allá de las almas?”. El ser humano extasiado ante los inabarcables misterios de la naturaleza. ¿Nueva vía musical para el futuro?

Se quiere venir

Tras el precedente de Islamabad, el bloque local prosigue con esta versión de Khaled, del grupo PXXR GVNG, de donde salió el trapero Yung Beef. Única concesión narcótica del CD en un paseo por el Albaicín. Narra una historia de amor/desamor con una emigrante. Ligero deje flamenco con una cadencia muy planetista.

Alegrías de Graná

Rock aflamencado en la voz, palmas y la guitarra de Edu Espín, el hijo de la matriarca Carmen Linares. Influenciada por el cancionero popular y con versos impagables como “sale el sol por la mañana y oscurece las estrellas/y tú oscureces al sol cuando sales a la puerta” o “la madre que te parió se merece una corona, y tú te mereces dos”.

La morralla

Fin del capítulo local a través de la distorsión y guitarras indies con su versión del tema que Carlos Cano incluyó en A la luz de los cantares (1977). Crónica social en defensa de obreros, aceituneros y jornaleros, quienes “dan la batalla y no reciben ni una medalla”. “Esa misma morralla soy yo”, escribió Carlos Cano.

La nueva normalidad

Los aires de la globalización se cuelan con este tema surgido tras el asesinato de George Floyd y la revuelta del Black Lives Matters. Narra el saqueo de multinacionales (tecnología, imagen, calzado, ropa...) mientras se aboga por “armar nuestra revuelta”. Pop efectivo y anarquista con un crescendo final subrayado por la trompeta y el fiscorno de Jimi García.

El negacionista

Joya de pop acelerado y guitarrero de su 1ª época. La letra alterna ironía (“me voy a convertir en un seguidor de Miguel Bosé”) y enfrentamiento con un sistema que “tiene que caer” por sus mentiras y manipulaciones, y del que J. no está dispuesto a ser “un colaboracionista”.

El rey de España

Otra andanada a la estructura de poder, con dardo al emérito (“lo siento mucho, me he equivocado”) entre efluvios psicodélicos. Al final, más ironía sobre la culpabilización de la juventud y el rock por parte de un Estado “dedicado a oprimirte”.

El apocalipsis zombie

La crisis, el consumismo, ciudadanos “exigiendo más de todo pero sin pensar en nada”... Como los zombies de series herederas de los filmes de Romero, que deambulan entre pasajes de pop lisérgico. J. sigue con el puño en alto y repite: “No quiero convertirme en una de esas criaturas horribles”.

El antiplanetismo

Agur volcados en un barreño ácido en el que se aboga por la libertad de pensar ante la propaganda, con ataque incluido a los pobres que se creen libres por votar “a quienes nos oprimen”. Y, por si quedan dudas, J. canta “si aquí hay dos bandos son el de arriba y el de abajo/por si acaso necesitas encontrarnos, vamos a estar siempre con los de abajo”.