l 27 de diciembre de 1921 falleció en Segovia un gran artista, Daniel Zuloaga. Se ha cumplido el centenario del fallecimiento y es por tanto un buen momento para recordar brevemente algunos aspectos de su vida y su obra y su vinculación con Donostia.

Daniel Zuloaga Boneta nació el 5 de abril de 1857 en Madrid, donde su padre, Eusebio, de familia eibarresa de armeros y artistas, Arcabucero de su Majestad, tenía su taller. Precisamente, poco después del nacimiento de su hijo, Eusebio adquirió en Eibar la vieja casa-torre Kontadorekua, donde instaló su casa y taller y donde nació en 1870 nuestro gran Ignacio Zuloaga, sobrino de Daniel.

Sus años mozos, junto con sus hermanos Guillermo y Germán, los pasó en la famosa escuela y fabrica de porcelana de Sèvres, cerca de París, una de las más importantes de Europa.

En 1877 le conceden a su padre el uso de las instalaciones abandonadas de La Moncloa para recuperar la escuela de cerámica y la fábrica de porcelana. Allí trabajan Daniel y sus hermanos y van adquiriendo gran prestigio como ceramistas.

En 1893 deja La Moncloa para acceder a la dirección de La Segoviana, donde está hasta 1906, cuando se traslada a nuestra ciudad para dirigir durante un corto periodo la fábrica de porcelana de Garbizu, en Pasai Donibane, cuya hermosa chimenea podemos todavía contemplar a la entrada del pueblo, pues han sabido conservarla como recuerdo de una bella historia.

Pero Daniel Zuloaga ha comprado en Segovia una iglesia románica desacralizada, San Juan de los Caballeros, y en ella instala su taller, que compartirá con su sobrino Ignacio Zuloaga, y su domicilio hasta su fallecimiento. Precisamente, con su obra Mi tío y mis primas, en la que retrata a Daniel y a sus hijas Cándida y Esperanza, un joven Ignacio Zuloaga consigue en 1899 su primer gran éxito al ser adquirida la pintura por el Gobierno francés.

Daniel Zuloaga, un artista premiado en numerosas exposiciones nacionales e internacionales, fue requerido desde todos los rincones de la geografía española para muy diversos trabajos artísticos en edificios públicos y privados.

En Donostia residió y trabajó en varias etapas de su vida. Su primer contacto con nuestra ciudad es en 1883, cuando le llaman para decorar los salones de la Diputación Provincial de Gipuzkoa, destruidos por un incendio en 1886. Es entonces cuando nace aquí su hijo Juan.

En nuestra ciudad dejó entre los años 1883 y 1916 numerosas muestras de su arte. Destacaremos los dragones de cerámica en relieve de las enjutas de los tres grandes arcos del puente de María Cristina, inaugurado el 20 de enero de 1905; la fina decoración de azulejos entre las ménsulas de la cornisa superior del edificio del Gran Casino de Donostia, nuestro actual Ayuntamiento; la magnífica decoración cerámica de guirnaldas en gran relieve de la fachada de la Escuela de Artes y Oficios, actual edificio de Correos; una delicada cenefa de azulejos cerámicos bajo la cornisa en la fachada del Hotel María Cristina; o esa preciosa fachada modernista de la casa de la calle Prim 17, obra del arquitecto Cortázar, con sus murales de azulejos de desnudos femeninos rodeando los arcos de herradura de sus vanos y paneles de azulejos de flores y formas de vivos colores en los pisos superiores tanto a la calle Prim como al Paseo de los Fueros. En la Exposición de Fotografía, Cerámica y Miniaturas que en 1900 organizó la Sociedad Económica Vascongada de los Amigos del País en el Palacio de Bellas Artes, Daniel Zuloaga realizó el stand de La Segoviana, que causó general admiración. En 1903 realizó los tejados de las dos torres y los paneles cerámicos de la entrada de la Plaza de Toros del Chofre, así como la decoración del también desaparecido Hotel du Palais, situado en la Avenida, donde hoy se encuentra la sede del Banco Guipuzcoano.

Daniel Zuloaga contribuyó notablemente al embellecimiento de aquella fantástica Donostia de la belle époque, enriqueciendo con su arte varios edificios donostiarras de los que hoy nos enorgullecemos. Recordémosle en el centenario de su fallecimiento.