Dirección: Dani de la Orden. Guion: Eric Navarro. Intérpretes: Paco León, Miren Ibarguren, Laura Quirós, Sofía Oria, Iván Renedo, Eva Ugarte y Berto Romero. País: España. 2021. Duración: 103 minutos.

emake de un filme francés inédito entre nosotros, Mamá o papá se sabe producto de amplios públicos y olvidos rápidos. La batuta la esgrime Dani de la Orden, un realizador especializado en seguir la rancia herencia del cine costumbrista español de regüeldo insulso y risa floja. Habitual en la serie Elite, director de El mejor verano de mi vida, Hasta que la boda nos separe y Loco por ella, como se ve, De la Orden ha curtido la piel con oficio graso y textos toscos, del tipo de los que en la caspa escénica se denominaba, en los 90, teatro de tresillo. O sea, deseo de sexo y enredos de infidelidades... la perversión soez y ramplona de lo que hace casi cinco siglos bordaba en oro Lope de Vega. En el cine actual no debería generar ningún interés, resulta inconcebible que alguien tenga necesidad de relatar cosas así, pero a eso se dedican los ejecutivos de las cadenas de televisión privadas, a cultivar lo evidente, a repetir el éxito aunque sea a costa forjar el mismo subproducto.

En tiempo de alta contaminación informativa y de nulas voces discordantes, Mamá o papá ha sido recibida con indisimulados apoyos. No será por su gracia, más insípida que un trozo de mármol, ni por la calidad de sus intérpretes a los que se les ha encorsetado en una visión light de La guerra de los Rose, con final de mazapán y ningún rasgo identificable.

Su única originalidad estriba en dar la vuelta a un tema de litigio bastante común en los casos de divorcio: la custodia de los hijos. En Mamá o papá, como se lleva desvelando desde hace semanas en los trailers promocionales, ni el papá, arquitecto, ni la mamá, doctora, parecen interesados en quedarse con los niños. Ambiciones profesionales, cansancios afectivos y una espiral para conseguir que los hijos prefieran al otro, alimentan una comedia en la que, sin que nadie desentone, nadie posee luz.

Entre otras cosas porque el guión carece de anclajes. Más cerca del cine garbancero de Ozores que de las ácidas crónicas de Azcona, Mamá o papá juega con un dilema tradicional; la vieja guerra de sexos en la que no faltan alusiones a ellas, ellos y elles. Pero por más vocales que se pongan, es cine viejo.