n el anochecer sereno y templado de una noche de septiembre se enciende y proyecta sobre la gran fachada/pantalla de los cubos del Kursaal, la obra digital Crimson Weaves (Olas del ocaso), de Jaime de los Ríos (Donostia, 1982), y se reflejan sobre las oscuras aguas del Urumea sus ráfagas de colores y formas ante un público que sigue atento la magia cinética de la propuesta del artista, realizada en Medialab del Centro Internacional de Cultura Contemporánea de Tabakalera.

Treinta minutos componen una obra multiforme y compleja que se mueve dentro de la abstracción informal y geométrica en series que se abren y cierran, llenas de colores suaves o brillantes, y que ofrecen repertorios naturales, fitomorfos, zoomorfos, geométricos y orgánicos. Naturaleza y orden constructivo se enlazan en las formas geométricas retangulares de la arquitectura racionalista de Rafael Moneo.

Ciertamente, el resultado es mágico y visualmente atrayente, rico y cinético en su continuo ritmo de imágenes y formas, que recuerdan a los antiguos caleidoscopios, a los farolillos chinos, y a las propuestas de pintura sobre celuloide de nuestro pintor José Antonio Sistiaga.

El arte digital aporta ciertamente el cinestimo, creado por el cine, la foto en movimiento, pero la sintaxis utilizada es ya preexistente en las vanguardias históricas. Todavía, pese a lo logrado por Jaime de los Ríos, que no es poco, el arte digital está en sus comienzos, y el autor es plenamente consciente de ello. Veremos a dónde llega y cuáles son las aportaciones a los lenguajes artísticos.

La ausencia de música y sonido creemos que envuelve y arropa muy bien la parte de embrujo de las imágenes, y gana y enriquece a medida que se van desarrollando y plasmando las imágenes del mismo.

En esta misma onda de ausencia sonora se mueven dos obras muy interesantes presentadas en galería Arteko de Gros, North Sea, un mar del norte, con un tempo más lento y sugerente, y The Zone, fina piel con bello en movimiento y efectos de luz centelleantes, que resultan de gran belleza, magia y atracción visual.

Es en estas obras más recogidas y espirituales donde su obra cobra mayor profundidad y sustancia.

Con una sintaxis más orgánica y cubistificada se mueven los algoritmos plasmados sobre papel sobre la obra de El Entierro del Conde de Orgaz de El Greco.