- Además de hacer una radiografía de “la institución arcaica” que es el matrimonio, la nueva serie creada y dirigida por el actor y realizador mexicano Diego Luna, Todo va a estar bien, explora las complejidades del “macho actual” y cuestiona a sus espectadores sobre sus creencias más arraigadas. “El matrimonio es una institución arcaica y nos la venden como la fórmula de la felicidad, a lo que hay que aspirar, y no es cierto, es dañino que lo inculquen así y está buenísimo que se cuestione y más en un medio tan conocido como Netflix”, dice Lucía Uribe, protagonista de la historia.

Julia y Ruy no pueden despertar de la pesadilla, la promesa de llevar a cabo una separación de común acuerdo se derrumba frente a sus ojos cuando, sentados en una oficina fría, un funcionario les pide información sobre su hija de la que no están muy bien enterados. Ahora no solamente tienen que lidiar con el fin de su relación, sino sufrir la burocracia de un sistema machista e indiferente para así disolver lo que se suponía ser una promesa de amor eterno, su matrimonio.

“¿Por qué tener una pareja o casarte es el éxito? Hay muchas formas de amor, empezando por el amor propio”, se cuestiona Uribe, quien interpreta a Julia, y espera que los espectadores también lo hagan.

Su personaje muestra los dilemas de las mujeres actuales que al ser cada vez más conscientes del machismo, se enfrentan a relaciones amorosas con estas estructuras violentas. Julia es una madre joven, feminista y trabajadora que comienza a encontrar insoportables las actitudes infantiles de su pareja, que encima fue acusado de acoso y este no logra entender por qué. “Ruy es un personaje complejo, podía haber sido estereotipado muy fácil como un macho antiguo, pero es un macho actual, y esos son más complejos porque hay esa no consciencia; él no logra identificar bien las violencias que ejerce”, dice Flavio Medina, su intérprete.