- Cuando era una niña y se quejaba, su madre le decía: "No sé qué esperas hacer en el mundo; solo eres una niña". Pero Alice Neel (Pensilvania, 1900-Nueva York, 1984) no se conformó con la vida preconcebida que tenían las mujeres en los albores del siglo XX e hizo lo que quiso: convertirse en la gran pintora estadounidense que retrató el aliento de la sociedad en la que vivía.

Será a partir del próximo 17 de septiembre cuando se inaugure en el Guggenheim Bilbao la primera retrospectiva del Estado dedicada a Alice Neel, una artista poco conocida en Europa de la que se podrá ver un centenar de obras marcadas por su defensa de la dignidad humana.

Neel, alejada de los círculos artísticos y que vivía en el Harlem hispano de Nueva York, retrató a personas de la calle, sus convecinos, "con simpleza, pero de una fuerza increíble", según explica la comisaria del Guggenheim Lucía Agirre. Las personas, primero, que así se titula la exposición, reúne pinturas, dibujos y acuarelas de sus cerca de siete décadas de trabajo. Desfilan en esta galería de retratos su familia, sus amantes, sus hijos (de tres padres diferentes, solo se casó con el primero), sus amigos, niños y muchos vecinos de la Gran Manzana.

"Pinté al neurótico, al loco y al miserable; también a los demás", decía la pintora estadounidense. Su abanico de personajes refleja la diversidad racial, étnica, política, profesional y de género de Nueva York. Entre sus modelos muchos son desconocidos, pero también retrató a miembros de su familia, artistas, activistas, líderes de los derechos civiles y celebridades que entraron en su órbita en diferentes momentos de su vida.

Según avanzan desde el Guggenheim, el recorrido de la exposición comenzará por algunas de sus primeras obras como Chica francesa, realizada probablemente durante su estancia en la Escuela de Diseño para Mujeres de Filadelfia. Cuando se graduó, conoció a Carlos Enríquez, un pintor cubano, y se casaron enseguida, en 1925; y se fueron a vivir a La Habana. Allí realizó el retrato de su marido, que fue exhibido en La Habana.

Tras su estancia en Cuba, donde sus obras fueron presentadas en público por primera vez, en 1927 llegó a Nueva York, la ciudad que se convertiría en su hogar definitivo. El arte era historia para Neel, su obra sirvía como registro de la vida política de Nueva York y de sus acontecimientos, como sucede en el cuadro Los nazis asesinan a los judíos (1933), donde retrata el desfile del Primero de Mayo de 1936, que atrajo a una multitud de manifestantes con el fin de llamar la atención sobre el antisemitismo del régimen nazi.

A partir de 1938 y hasta 1962, Alice Neel y su familia vivieron en el Spanish Harlem y la artista capturó con su pincel el alma de sus vecinos, una población étnicamente diversa y desfavorecida que hasta entonces rara vez había sido sujeto artístico, como es el caso de Georgie Arce No. 2 (1955).

La muestra incluye una sección con paisajes urbanos, en los que la artista da testimonio de la belleza cotidiana de los edificios y parques de Nueva York. Así, en Central Park (1959) se funden la naturaleza y las construcciones del entorno creando un paisaje artificioso en el que el sol se superpone y, al pie de unas escaleras, dos pequeñas figuras parecen perdidas ante la magnitud de la ciudad.

La desnudez y el sexo como parte de la experiencia humana fueron temas centrales en la obra de Alice Neel, quien "subvierte con aplomo el habitual tratamiento que se da a este género a lo largo de la historia del arte, donde las mujeres son mero objeto erótico". Uno de los mayores logros como artista es la libertad y franqueza a la hora de abordar el sexo y su propia sexualidad como mujer, a través de delicadas acuarelas, como Alienación (1935).

Otros cuadros no son tan delicados como El retrato de Joe Gould, a quien pintó con tres penes, circunstancia que "lo hace parecer amenazante y lujurioso", según explica la nota sobre este cuadro, datado en 1933.

Tras su paso por el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la exposición se podrá ver en el Guggenheim hasta el 6 de febrero de 2022 con el patrocinio de Iberdrola.