omo en el planteamiento de Schrödinger, ayer en el Kursaal Leandro Gato Barbieri estaba, al mismo tiempo, vivo y muerto. El espíritu de su música se encarnaba en los seis instrumentistas que quisieron rendirle homenaje y, a la vez, no lo hacía. El pianista italiano Giovanni Guidi trajo al Jazzaldia su propuesta al JazzaldiaOjos de Gatoun tributo al saxofonista argentino cuando se cumplen 40 años de la publicación de The Third World.

Unos territorios sinuosos marcados por Guidi al principio del concierto dieron pie a Revolución y esta, a su vez, a 45 minutos de fuerza y potencia de un sexteto al que parecía que nunca se le acababa la energía. Junto al pianista actuaron Gianluca Petrella en el trombón, James Brandon Lewis con el saxo tenor, Brandon López al contrabajo, Chad Taylor aporreando la batería y percusiones, y Simone Padovani, también en la percusión. Ofrecieron una primera mitad en la que, en su individualismo improvisatorio parecía que reinaba el caos. Solo el trombón de Petrella y el saxo tenor de Lewis parecían armonizar todo un conjunto que durante los tres primeros cuartos de hora solo tomó descanso, por unos pocos minutos, para asistir al solo rasgado de López al contrabajo.

Un retorno mucho más cálido al son de la trompeta permitió al público introducirse mucho mejor en melodías del mundo, una de los pilares de la trayectoria del argentino. Latinoamérica, Buenos Aires, París Last o Café Montmartre fueron algunas de las composiciones que Guidi y su equipo hicieron suyas.

El primer bis, por su parte, sirvió para justificar, en cierta medida, que el concierto estuviese coorganizado por el Instituto Italiano de la Cultura de Madrid. No en vano, Giudi trajo al piano algunas características composiciones patrias.