- El estadounidense Kenny Barron, uno de los grandes veteranos del jazz, con una carrera de más de 60 años en la que ha mantenido siempre una "complicada" relación con el piano, dice que su gusto por "probar cosas nuevas" y su preocupación por "los aspectos técnicos" le obligan a estar constantemente trabajando. "Es un relación dura, muchas veces es como algo que me da un puñetazo en un ojo y me lo pone morado. Ojalá la relación con el instrumento fuese más fácil y sencilla", aseguró ayer en Donostia este músico de 78 años que a los catorce ya tocaba en clubes y a los 20 entró a formar parte de la banda de Dizzy Gillespie.

Tras la rueda de prensa de la mañana, Barron cerró ayer en la plaza de la Trinidad la tercera jornada del Jazzaldia con una combinación de temas propios y standards de jazz, que el pianista interpretó acompañado por el gran vibrafonista Steve Nelson, el versátil contrabajista Peter Washington y el reputado batería Johnathan Blake. La Kenny Barron All Stars se formó "deprisa", por lo que no han tenido tiempo, según confesó, para ensayar como les hubiese gustado.

Fue la octava vez que este músico, que en 2000 recibió el premio Donostiako Jazzaldia, toca en el festival. Formaba parte de la programación inicial de la edición del año pasado. Ésta es su primera gira en año y medio tras haber tocado en los últimos meses en algunos clubes de Nueva York "en la oscuridad y sin público".

Barron, considerado uno de los pianistas técnicamente más completos del jazz en la actualidad, aseguró que, a sus 78 años, la técnica le sigue pareciendo muy importante. "Eso requiere estar siempre al pie del cañón. No me queda demasiado tiempo, pero voy a seguir insistiendo", afirmó.

Stan Getz, Yusef Lateef y Freddie Hubbard se encuentran entre los grandes del jazz con los que Barron también ha colaborado a lo largo de una carrera a la que llegó de la mano de su hermano Bill, saxofonista 17 años mayor que él, con el que tras los comienzos en Filadelfia luego se desplazó a Nueva York.

Barron afronta su primera gira en año y medio tras haber tocado en clubes de Nueva York "en la oscuridad y sin público"