- El músico cubano Chucho Valdés recogió ayer en la plaza de la Trinidad el premio honorífico del Jazzaldia, en el mismo lugar en el que lo recogió su padre hace 18 años. La entrega se retrasó debido a un incesante sirimiri que obligó a la organización a intentar instalar una sombrilla que impidiese que Valdés se mojase a la hora de recibir el galardón, un paraguas del que finalmente prescindieron. Miguel Martín, director del festival alabó la figura de Valdés y su aportación en la fusión del jazz con la tradición afrocubana. "Estamos ante un hombre que cambió la historia de la música", afirmó rotundo el director.

Chucho Valdés, visiblemente emocionado, agradeció el premio y no pudo más que recordar al que fuera su padre, maestro y amigo: "El premio más grande que he tenido ha sido ser hijo de Bebo Valdés".

La noche se abrió con un dúo de otros dos cubanos, el pianista Gonzalo Rubalcaba y la vocalista Aymée Nuviola, dos amigos de la infancia que presentaron una versión mínima de Viento y tiempo, un álbum grabado en vivo en Japón en 2018.

En lo que parece que va a ser una constante durante este festival los artistas agradecieron volver a los escenarios, "como si fuera la primera vez". Y de esa primera vez, Nuviola pasó a la "última vez" de Bésame mucho. Mi mejor canción, de José Antonio Mendez, dio paso a El ratón, de Cheo Feliciano, tema que permitió a la cantante interactuar con el público, que respondió muy bien a sus peticiones, desde aplaudir a hacer los coros.

El dúo hizo un repaso por standards latinos como El ciego del argentino Armando Manzanero o el bolero Dos gardenias, y también composiciones de la propia Nuviola, como Nada es para ti.