a hernaniarra Yaiza Etxarri ha diseñado un mundo lleno de círculos en los que no todos quieren ser círculos. Valiéndose de las formas geométricas, esta profesora ha puesto sobre la palestra la transexualidad infantil en el libro ¡Soy un triángulo!, aportando así referentes y herramientas a todos aquellos pequeños que viven su infancia incómodos en el género que les ha sido asignado: "Si sale en un cuento, tienen a alguien con quien poder identificarse y, por lo tanto, sentirse comprendidos".

Aunque la idea de hacer este relato venía de antes, no fue hasta el inicio de la pandemia, en el momento en el que Yaiza se quedó sin trabajo, cuando se animó a convertirlo en una realidad. Durante sus años como profesora había detectado una "falta de recursos en los colegios" con los que poder abordar la temática LGTBI entre los más pequeños. Una carencia todavía más notable si cabe en euskera.

Esta hernaniarra quería contar "de forma clara y sencilla" los diferentes sentimientos, desde la confusión y la tristeza hasta el miedo y la vergüenza, por los que puede pasar un menor trans. Y, para ello, pensó en las figuras geométricas. O, más concretamente, en un triángulo que no quiere seguir siendo visto como un círculo. "A la hora de dibujar a una mujer lo hacemos con falda o con el pelo largo, cuando todos conocemos mujeres que tienen el pelo corto o prefieren vestir con pantalones. Tenemos asociados una serie de estereotipos que hace que sea difícil no plasmarlos", explica.

Ella misma se ha encargado de escribir el relato, para lo que acudió a diferentes asociaciones en las que informarse, y de hacer los dibujos. El objetivo era claro: dotar de referencias a los más pequeños. "Si sale en un cuento, tienen a alguien con quien poder identificarse y, por lo tanto, sentirse comprendidos", asegura, poniendo como ejemplo a una compañera profesora que se valió de su publicación para hacerle comprender a un niño de su clase que su hermano había decidido que era una chica.

¡Soy un triángulo! dota así de nuevos recursos a las escuelas, a las que también llama a reflexionar sobre ciertas medidas como la segregación por sexos en los baños o "la separación que se sigue haciendo en algunos colegios entre chicos y chicas a la hora de hacer deporte". "Creo que la situación está cambiando, pero todavía nos queda mucho por aprender", cuenta, poniendo en valor la importancia que tiene trabajar la educación emocional y la empatía desde las aulas.

Algo que también se debe trabajar desde el lenguaje. "Me costó mucho no usar el masculino o el femenino en castellano, porque lo tenemos demasiado interiorizado", apunta sobre un cuento que tiene tanto versión en español y como en euskera.

La acogida del libro ha pillado "por sorpresa" a esta joven profesora, sobre todo desde que hace tres meses Elkar lo pusiera a la venta y lo distribuyera entre las librerías. "Me siento afortunadísima y todavía me pregunto cómo es posible que esté mi cuento ahí cuando entro a una de ellas", ríe.

Para Yaiza todavía quedan muchos aspectos que tocar en cuanto a temáticas y estereotipos LGTBI que puedan ser comprensibles para los estudiantes de infantil, por lo que tiene "muchas ideas" en la cabeza que le encantaría plasmar en nuevos relatos. "Los niños escuchan todo y no paran de hacer preguntas que muchas veces no son fáciles de explicarles, por lo que es evidente que hace falta ayuda", afirma. No obstante, la falta de tiempo y la necesidad "de ordenar" los contenidos hace que vaya con los pies en el suelo.

Por el momento, ¡Soy un triángulo!/Triangelua naiz! se puede adquirir a través de Elkar o en la página web yaizaetxarrirama.es.

"Si sale en un cuento, tienen a alguien con el que identificarse y, así, sentirse comprendidos"

"Dibujamos a las mujeres con el pelo largo, cuando todos conocemos a chicas que lo llevan corto"

Autora de '¡Soy un triángulo!'