- Más allá de la tragedia, los asesinatos de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes evidenciaron una cadena de errores judiciales y policiales que no solo acabaron con la muerte de las dos jóvenes sino también con la vida de Dolores Vázquez. Dos décadas después, El caso Wanninkhof-Carabantes analiza uno de los sucesos más mediáticos de la España del comienzo de milenio, que conmocionó a la sociedad española.

El documental dirigido por Tània Balló y producido por Brutal Media, llegará hoy a Netflix tras su paso por el festival de documentales DocsBarcelona que se celebró en la ciudad condal el pasado mayo.

Y lo hace huyendo del morbo, centrándose en los hechos y buscando una "crítica al sistema" y una "reflexión colectiva" de qué papel ocupó cada persona en un caso en el que "no se respetó la presunción de inocencia", ha contado la directora de la cinta, Tània Balló. De los medios de comunicación a la sociedad civil, pasando por la policía y los jueces, todos tuvieron algo de responsabilidad, asegura la cineasta.

El caso Wanninkhof-Carabantes es la primera película documental que aborda, 20 años después, la revisión de estos dos casos y es una apuesta fílmica desde los múltiples prismas y facetas: judicial, policial, político, mediático, sociológico y de género.

La directora llevaba muchos años pensando que esta historia merecía un documental. "He trabajado con la distancia del tiempo, desde el máximo respeto y con voluntad crítica y reflexiva",

A partir de una narrativa "casi cinematográfica", según Balló, ha podido reflexionar también sobre la sociedad. "Mis obras anteriores tienen como ejes temáticos la memoria histórica, democrática... mi intención con esta película es ir un paso más allá y recuperar el espíritu de denuncia social desde la contemporaneidad y la perspectiva de género, que hace 20 años era impensable", ha agregado.

En 1999, la joven Rocío Wanninkhof es asesinada. Dolores Vázquez, expareja de su madre, ingresa en prisión sin pruebas sólidas que demuestren su culpabilidad. Influenciada por una fuerte campaña discriminatoria, la opinión pública española quiere encontrar un culpable. Cuando en 2003 aparece el cuerpo sin vida de otra adolescente, Sonia Carabantes, la policía atrapa al verdadero asesino, pero para entonces la sociedad ya ha pasado página. El documental es una apuesta fílmica que cubre las múltiples perspectivas del caso: judicial, política, mediática y de género.

Dolores Vázquez pasó 519 días en la cárcel hasta que el caso se reabrió después de que en 2003 apareciera el cuerpo sin vida de Sonia Carabantes en Coín. La policía encontró a su asesino, el británico Tony Alexander King, y al cotejar las muestras con el caso Wanninkhof se descubrió que era el mismo culpable y Vázquez quedó exculpada, aunque su vida quedó marcada para siempre.

Además, a día de hoy Dolores Vázquez no ha recibido ninguna indemnización, ni tampoco una disculpa pública ya que, entre otras cosas, España "no tiene una escenificación de la figura del perdón público", ha reconocido Tánia Balló. "Fue muy trágico porque le destrozaron la vida para siempre", recalca.

La directora del documental ha reconocido que como ciudadana le hubiera gustado que Vázquez hubiera sido indemnizada porque es una forma de dar la confianza al ciudadano de que cuando el sistema se equivoca, el sistema responde. "Si no hay una responsabilidad y no hay un mecanismo que sepa articular una indemnización del calibre que sea, atendiendo en cada uno de los casos a sus características, creo que entonces es muy preocupante".

Aunque habló con ella, en la cinta no aparece el testimonio actual de Alicia Hornos, madre de Wanninkhof. Tampoco el de Dolores Vázquez, con quien no consiguió hablar. Su silencio, ha sostenido Balló, "es una fuerza narrativa muy potente porque evidencia el nivel de barbarie que se ejerció sobre ella".

En la cinta sí aparece el testimonio de Encarna, la madre de Carabantes, con el objetivo de "reivindicar" su caso como "evidencia de las consecuencias de los errores".