La pandemia ha cambiado las formas de promocionar un nuevo álbum. Desde hace más de un año, los artistas conviven en conciertos con espectadores sentados, mascarillas y poco movimiento, que convierte, sobre todo con el paso del tiempo, los espectáculos en lugares fríos que poco tienen que ver con lo que eran antes.

Bajo este clima se celebra este lunes el segundo Día de la Música marcado por el coronavirus y, por este motivo, NOTICIAS DE GIPUZKOA charla con dos bandas, Nøgen y Grises, y una artista, Sara Zozaya, que se han atrevido a sacar nuevo material en una época en la que los conciertos han dejado de escucharse de igual manera.

Markel Idigoras (Nøgen): “Parece que la vida se ha parado, pero la música no puede hacerlo”

El 25 de noviembre de 2020 salió a la calle Under Alt, el segundo largo de Nøgen. No obstante, tal y como cuenta Markel Idigoras, la composición del disco se llevó a cabo en un escenario en el que la palabra covid-19 no estaba en ningún diccionario. “Si lo tuviéramos que haber sacado durante los primeros meses de la pandemia, lo habríamos retrasado, como hicieron algunos grupos”, afirma, poniendo como ejemplo Plastic Drama, el último trabajo de Belako que finalmente vio la luz el 28 de agosto, cuando tenía que haberlo hecho el 8 de mayo.

El primer LP de Nøgen, Liv Til Døden, salió en 2018 y, desde entonces, el grupo donostiarra no ha hecho más que suman adeptos, por lo que la promoción de su segundo trabajo se presentaba muy bien. Entonces, apareció el virus. “Hemos notado mucha diferencia entre los dos discos, pero nos hemos sabido adaptar. Parece que desde hace un año la vida se ha parado, pero la música no puede parar. No nos podemos quejar de nuestro público”, asegura.

Al no contar con una feria de Durango el pasado curso, la agrupación improvisó un espacio de presentación en la Avenida de la Zurriola con todo el merchandising, firmas del disco y alguna canción con la que “la gente se pudiera acercar”. Luego, llegaron los conciertos en un formato “diferente” a los que no todo el mundo pudo entrar: “Hemos tenido suerte y hemos podido llegar a la gente, pero todo se ha vuelto más frío. No verles la cara es lo peor. No poder leer las emociones en ellos es muy duro”.

Las redes sociales se han convertido en este tiempo en una herramienta más que necesaria para promocionarse, pero Idigoras no quiere perder la perspectiva de lo que es lo más importante. “Queremos disfrutar de que la gente esté disfrutando”, observa, eso sí, con todavía mucha prudencia. “Tenemos muchas ganas de tocar el repertorio nuevo entero sin limitaciones pero, aunque todo lo que venga será genial, creo que las cosas seguirán siendo diferentes durante un tiempo”, pronostica, confiando que una vez pase el verano la música vuelva a sonar como lo había hecho hasta hace algo más de un año.

Amancay Gaztañaga (Grises): “Deseo, más que confío, que podamos volver a disfrutar del baile”

Uno de los grupos que decidió cambiar la fecha de su nuevo álbum fue Grises. Los de Zestoa iban a sacar adelante Talismán, su disco “más cañero pensado para los directos” el 27 de marzo del pasado año, tan solo doce días después de empezar el confinamiento. “Teníamos todo preparado. El disco ya estaba colocado en todos los soportes y teníamos toda la promoción y los conciertos listos, pero lo tuvimos que parar”, cuenta Amancay Gaztañaga, explicando que, tras “meses de mucho miedo por si todo se caía”, el álbum finalmente salió al mercado el 18 de septiembre de 2020.

A partir de ese momento, arrancó una promoción que poco tuvo que ver con la de sus anteriores trabajos. “Lo normal es que al sacar un nuevo disco tengas todo preparado, la gira, los conciertos... Los tiempos en la industria de la música son muy importantes y están muy bien sujetos, así que fue muy raro”, apunta.

Por esa época, cuando organizar un festival era una quimera y los escenarios comenzaban a abrirse, Grises pudo sacar adelante cinco conciertos seguidos que poco tenían que ver con lo que era antes. Talismán, el “disco más cañero” de la banda, pensado para dar una mayor potencia a sus directos, se encontraba con aforos limitados, gente sentada y muchas mascarillas: “Al principio fue un choque importante. El directo no es solo estar sentado viendo algo, es la relación con tu cuerpo. Por eso no vale que la energía solo fluya sobre el escenario”.

A ello tuvieron que sumar los meses de inactividad tras el confinamiento. ”El primer ensayo fue terrorífico”, ríe Amancay, explicando que un concierto es un desgaste físico importante que los días y días encerrados en casa no les habían preparado. “Pero también coges los conciertos de otra manera, con una ilusión enorme de volver a tocar”, añade.

Estas limitaciones obligaron a la banda a reorganizar su promoción, realizando más videoclips de los habituales y dándole mayor presencia a las redes sociales, algo que a la cantante le satura: “Parece que hoy en día el artista tiene que estar en las redes todo el tiempo y eso es algo que me agota. Me parece muy duro darnos ese trabajo”.

Siete meses después del lanzamiento de Talismán, la situación sanitaria es otra. Lo que no hace que la formación no vaya con pies de plomo ante los conciertos que se vienen encima. “Los festivales ya empiezan a anunciar grupos para el año que viene y la cosa va cambiando, pero tenemos que tener paciencia. Ya pasó algo parecido el año pasado y al final no hubo nada. El chasco luego puede ser muy grande”, cuenta, deseando que las restricciones, poco a poco, vayan quitándose, como la de que los espectadores no puedan sentarse juntos: “Si algo se ha visto con esta pandemia es que somos fáciles de domesticar. Deseo, más que confío, que podamos volver a disfrutar del baile de forma natural”.

Sara Zozaya: “Un concierto es mucho más que escuchar música”

Entre el primer y el segundo EP de Sara Zozaya, el mundo cambió. “Antes del primer trabajo sabía cositas de la industria, pero con el tiempo sabes muchas cosas más. Ya de por sí no es lo mismo publicar tu primer EP que tu segundo, pero hacerlo en plena pandemia es raro”, cuenta sobre (I), el trabajo que vio la luz en diciembre del pasado año.

Consciente de que la promoción del trabajo iba a ser diferente, y a pesar de que en cuanto a conciertos “fue un buen año” con respecto a otros artistas, la donostiarra le dedicó más tiempo al marketing digital. “Lo normal es que estes solo a los conciertos y no tengas tiempo para nada más, pero esta situación me dio la oportunidad de trabajar las redes de otra manera”, observa.

Sobre lo de tocar en directo, Zozaya es consciente de que su música, ideal para entornos íntimos, encaja de mejor manera con las restricciones que la de otras formaciones. Aún así, tantos meses bajo el mismo formato acaban “cansando cada vez más” y asegura que, ahora mismo, no solo es difícil ser artista, también público. “Un concierto es más que escuchar música”, apunta, añadiendo que, aunque la normalidad vaya volviendo a su cauce, todo no será igual: “Cada persona ha vivido la pandemia de forma diferente y habrá miedos y forma de hacer las cosas que para muchos no serán iguales. Volveremos, pero no iguales”.

Donde también cree que habrá un antes y un después será en la creación artística. Por culpa de la pandemia, muchos artistas han tenido que adaptarse y “han tenido que cambiar las formas de hacer las cosas”. “Todo lo que se hace ahora tiene que ver con ella y muchas de los aspectos se mantendrán en el tiempo”, explica, apuntando que por mucho que los conciertos vuelvan a ser lo de antes, nuestra forma de sentir la música necesitará todavía de más tiempo para regenerarse.