Hace justo un siglo el séptimo arte se fijó en Gipuzkoa. O más bien lo hizo el icono vamp. La actriz y directora cruzó el Pirineo para rodar su primera cinta entre Oiartzun y Hondarribia, mostrando una "gran sensibilidad hacia el paisaje vasco" y hacia su población, junto "al hombre de acción más que de cine" Jaime de Lasuén. 100 años después, y gracias a la restauración liderada por la Cinemateca de Toulouse, la Filmoteca Vasca proyecta hoy en Tabakalera Alegria kapitaina, una cinta ambientada en la tercera guerra carlista y que sirve como ejemplo de que "la evanescencia del patrimonio fílmico" tiene vacuna.

La cifra de películas vascas hechas en las primeras décadas del siglo XX que han llegado hasta nuestros días se pueden contar con los dedos de las manos. Aunque Alegria kapitaina, cuyo título original es Alegria kapitainaPour don Carlos, no es propiamente una producción vasca, sí es una de las primeras ficciones rodadas en Euskadi. Estrenada en 1921, la cinta está ambientada entre Oiartzun y Hondarribia durante la III Guerra Carlista y es uno de los pocos documentos cinematográficos de la época rodados en Gipuzkoa y que hoy en día se conservan.

Tal y como cuenta a este periódico el director de la Filmoteca Vasca, Joxean Fernández, hasta hace poco tiempo se pensaba que el codirector del filme, Jaime de Lasuén, era vizcaino y de ahí su conexión con tierras vascas, pero recientes hallazgos señalan que, aunque llegó a luchar en la Guerra Civil española, era italiano. "Pero su papel en el rodaje fue más de documentación histórica. El alma máter fue Musidora y parece que es ella la que realmente sabía de cine", añade.

Icono del cine mudo como una de las vamps más queridas por el público -trabajó en numerosas cintas de Louis Feuillade que la convirtieron en una de las grandes musas del surrealismo- , Musidora tuvo una relación con el cordobés Antonio Cañero que la acercó al otro lado de los Pirineos. Prueba de ello es Alegria kapitaina, "su título más importante" en palabras de Fernández, y para el que puso "todo el peso de la producción bajo su espalda".

Francesca Bozzano, directora de colecciones de la Cinemateca de Toulouse y una de las principales responsables de la restauración alaba la figura de Musidora, la que fuera tercera mujer en convertirse en cineasta en Francia, después de Alice Guy y Germaine Dulac. "Fue una pionera", subraya Bozzano, mientras que el director de la Filmoteca resalta que en el país galo "hay un interés muy grande por su figura". "Fue una intelectual muy interesante, familiarizada con escritores como Colette y Pierre Benoît, pero también con pintores, músicos, fotógrafos, etcétera. Su trayectoria es extraordinaria; le encantaba bailar, cantar, jugar, estar en el escenario, dibujar, escribir y hacer películas. Ella era una especie de poliartista", explica la experta.

La restauración

La Filmoteca Vasca recibió la llamada de la Cinemateca de Toulouse para colaborar en un proyecto "muy bonito" en el que llevaban tiempo queriendo participar. Se trataba de la restauración de Pour Don Carlos/Alegria Kapitaina, el proyecto "más ambicioso" de Musidora como directora y productora,Pour Don Carlos/Alegria Kapitaina que además mezcla varios géneros como el cine bélico, la comedia, el drama y el romántico. Aún más, el interés de las distintas cinematecas en restaurar esta obra también se encontraba en la calidad de la interpretación de Musidora, que se mete en la piel de la protagonista. Para Bozzano, la francesa lleva a cabo una interpretación de "una verdadera actriz".

"La película había sido absolutamente olvidada", explica Bozzano, quien añade que solo "unos pocos estudiantes" habían tenido oportunidad de ver la copia "incompleta" que se albergaba en la Cinemateca de Toulouse y que comenzaba a deteriorarse: "Era necesario restaurarla antes de que se perdiese".

Con el apoyo también de la Cinemateca francesa y el San Francisco Silent Film Festival, se ha trabajado durante años en "un proceso muy largo que exige una investigación muy completa y dar con los materiales adecuados". "Y luego hay que hacer elecciones a veces difíciles", apunta el director de la Filmoteca Vasca, señalando que el largometraje no contaba con un montaje definitivo, por lo que se han tenido que realizar cortes sin conocer la idea real de los creadores.

El trabajo de restauración "ha sido muy complicado" y aunque, probablemente, cercano a la versión original, los responsables han tenido que tomar una serie de decisiones a la hora de montarla dado que desconocen la duración original. Existían dos copias en nitrato de Alegria Kapitaina. La de la Cinemateca de Toulouse se encontraba muy dañada -arañazos, manchas, humedad...-, le faltaba la secuencia inicial, 36 títulos y varias escenas. En cuanto a la copia de la Cinemateca francesa, se trataba de una versión para el extranjero, "procedente de un negativo diferente", "sin títulos" explicativos y "parcialmente" editada. En este sentido, usaron la copia de Toulouse a la hora de la restauración, añadiéndole las escenas faltantes para la comprensión de la película. Aun así, Bozzano aclara que pese a sus esfuerzos, a la película le siguen faltando sus "al menos" las secuencias iniciales.

"La restauración es un trabajo largo y muy caro -el coste por película puede rondar entre los 50.000 y 100.000 euros-, pero tenemos que hacerlo porque si no lo hacemos nosotros por nuestro patrimonio fílmico, nadie lo hará", asegura Fernández, que confía en que la conservación activa sea parte de los proyectos estratégicos de futuro de la Filmoteca Vasca.

Alegria kapitaina se podrá ver hoy en Tabakalera a las 18.00 horas, y mañana en el Museo Bellas Artes de Bilbao. También hay programada una sesión en Donibane Lohizune el 1 de febrero.

Jaime de Lasuén

Al parecer, el autor de la novela original en la que se basa la película, Pierre Benoit, pidió que De Lasuén, proveniente de una familia de carlistas, estuviese en el rodaje. "Fue un hombre de acción más que de cine", cuenta sobre De Lasuén el máximo responsable de la Filmoteca Vasca, ya que tras luchar en la legión francesa en la Segunda Guerra Mundial, este italiano pasó por la Guerra Civil española, participó en la resistencia francesa en la II Guerra Mundial y acabó muriendo en 1945 en Lisboa tras un interrogatorio de la la Gestapo.

Su vínculo con el séptimo arte se limita a sus colaboraciones con Musidora -con la que también codirigió Soleil et ombre-, ya que en la sociedad de la década de los 20 del pasado siglo que una mujer liderase todo un proyecto no estaba del todo bien visto. "Para lograr complicidades locales como conseguir vestuario o las localizaciones era necesario De Lasuén. Más allá de los proyectos que hizo con ella, no tenemos datos sobre él, por lo que todo apunta que fue ella la que realmente dirigió la película", observa Fernández.