- La actriz Ana Milán se ha convertido en un fenómeno viral los últimos meses, atrayendo a miles de seguidores a su cuenta de Instagram y haciendo más ameno el confinamiento a través de anécdotas de su vida. Ahora, estas historias saltan a la ficción de la mano de Atresplayer Premium que estrena ByAnaMilán. En esta serie, que mezcla realidad y ficción, una Ana Milán que está en su mejor momento, a punto de casarse con el amor de su vida y rodar una película como protagonista, se ve sorprendida por un inesperado giro que la deja sin boda, sin peli y sin rumbo. Apoyándose en sus amigos más fieles, su carácter y la gracia natural que la acompaña, Ana luchará por sobrevivir como solo ella podría hacerlo.

En el primer capítulo, Cuando me mataron, vive feliz y enamorada de su Mario, su prometido. En su escalera se encuentra a una nueva vecina, Aurora, una joven estudiante de Arte Dramático, llorando: ha dejado a su novio, se ha mudado y no le ha dicho nada. Ana le quita importancia, que siga con su vida, porque lo que importa es ser feliz y hacer lo que uno quiera. Para Ana es fácil, tiene un prometido que le espera en casa con un butacón nuevo y que le anuncia que Antena 3 va a financiar su película como director con Ana de protagonista. Pero cuando Mario desaparece sin dejar rastro, Ana empieza a volverse un poco loca…

En una humillante llamada a la cadena, descubre que no hay financiación, no hay película, no hay Ana en la pantalla grande… y encima no hay prometido. Por suerte, tiene a su fiel Rebeca, con la que intenta poner una denuncia por desaparición. Pero por mucho que Rebeca exagere con las horas que Mario lleva desaparecido, que diga que tiene un retrasito o que en realidad tiene 15 años, la denuncia no puede hacerse tan pronto. Y por mucho que le rece al sepulcro de Lope de Vega o encuentre a un joven igual que el dramaturgo con el que desahogarse, Ana ha entrado en barrena. Tanto que, vinito y porrito mediante, decide ponerse su inútil vestido de boda. Al caerse su copa , lo quema con el porro y mancha la butaca. Con esas pintas, vestida de novia, rímel corrido, algo perjudicada y con guantes de fregar, va al chino a por quitamanchas. Allí se encuentra con Aurora y le echa la bronca del siglo hasta que la joven, asustada, escribe a su exnovio.

Ana, a ritmo de Lady Gaga y con su estilismo, vuelve a casa intentando aparentar una dignidad que no siente… sobre todo cuando comprueba que Mario se pone en línea, lee sus mensajes… y se desconecta otra vez.