Dirección: Pedro Costa. Guion: Pedro Costa, Vitalina Varela. Reparto: Vitalina Varela, Ventura. Género: Drama. País y duración: Portugal (2019), 124 min.

uenta el cineasta portugués Pedro Costa que todos sus proyectos cinematográficos han surgido a partir de sus vivencias personales. Y del encuentro con una mujer, Vitalina, que participó en su anterior trabajo, Caballo Dinero (2014), ha surgido su última película, Vitalina Varela. Un filme donde, a partir de la vida real de esta mujer caboverdiana, radiografía entre luces y sombras la soledad y las condiciones de vida de las clases sociales más bajas sobreviven. Y lo hace con Lisboa como telón de fondo, pero bien podría ser cualquier parte del mundo.

Porque es en la capital lusa donde Vitalina aterriza tres días después del funeral de su marido Joaquim. Ella ha sido campesina durante toda su vida en Cabo Verde y llevaba esperando este billete de avión más de 25 años para reunirse con él, que la abandonó con sus hijos. Ahora está sola y en el barrio nadie la conoce, pero allí descubre su vida secreta, las cenizas de su relación y la pobreza de un sueño del que solo quedan los cimientos.

La comunidad de Cabo Verde en el barrio lisboeta de Cova da Moura, con cuyos vecinos y vecinas Costa ha trabajado en anteriores proyectos, es el lugar donde transcurre la mayor parte del metraje, con Vitalina como absoluta protagonista. "Ella es la actriz principal, guionista, instigadora y fuente de la película", asegura, humildemente, el cineasta.

Porque en pantalla, Vitalina desnuda, sin tapujos, el complicado luto que se puede tener por un marido que en más de treinta años sólo la visitó dos veces. Además, la cámara acompaña también, con respeto y de forma pausada, a una mujer rodeada por la soledad de quien resiste en un lugar en el que no es bien recibida. Pero, ¿por qué entonces permanece en Lisboa? "Por un lado, siente la llamada de la tierra, pero por otra parte una gran furia hacia todos los hombres caboverdianos", explica el director, referente en cine de autor.

Se enfrentan así pasado y presente, vida y muerte, África y Portugal... Todo ello atrapado por un juego de luces y sombras, fruto de un arduo trabajo en el campo de fotografía, obra de Leonardo Simo?e, que busca iluminar la hermosura de la oscuridad.

Explica Costa que aquellos y aquellas que para muchos caerían denominados como pobres, para él son "gente desesperada", gente que resiste. Por ello defiende que "si eres un cineasta serio y si estás comprometido en tu trabajo con ciertas personas y lugares, debes huir de los clichés". Por ello, asegura, su cine supone trabajar con "una comunidad trastornada, desorientada", gente que eran campesinos en Cabo Verde, emigraron a Lisboa a trabajar y "son explotados en Portugal de manera inmisericorde". De ahí que se limite a "observar su lucha", trabajar en la confusión y derribar los estereotipos asociados habitualmente a las comunidades inmigrantes y mostrar la vida tal como es. Cine directo, le llaman. El suyo.