ueron más de 800 las jóvenes que se presentaron al casting para interpretar a las protagonistas de Akelarre. Se dice pronto: más de 800. Solo media docena pudieron ser seleccionadas, las que recibieron la llamada. Imaginen y multipliquen. ¿Cuántas pruebas se hacen al año? ¿Cuántos son los candidatos? ¿Cuántos los papeles? ¿Qué joven promesa llegará a recibir un Premio Donostia como Viggo Mortensen (en la imagen) después de lograr una carrera consolidada? ¿Qué recordará de sus duros inicios? ¿Los personajes que interpretaron pero que no acabaron en el montaje final o aquellos para los que fueron descartados sin ningún tipo de palmadita en la espalda? Ni siquiera un "Gracias por participar" que impida que algo con potencial se convierta en el simple desconsuelo que reina tras el silencio.