- "La vida es una tómbola. No es lo mismo haber nacido en Europa, en África, en Palestina u en otro sitio. El hecho de haber nacido en un lugar o hablar un idioma te marca". Tirando de esta idea, la compañía Hika Teatroa estrenará mañana en euskera en Errenteria su nueva producción pensada para calle, Tonbola, mientras que el estreno en castellano tendrá lugar el 11 de este mes en la Mostra Internacional de Teatro Cómico y Festivo de Cangas, en Galicia.

La obra representa a un grupo de feriantes, "de tomboleros", que, en clave de denuncia social impregnada de humor, rifarán los más peculiares elementos de la Europa que levanta muros: desde una patera made in Libia hasta dos pases para participar en Eurovisión. "Cuando era pequeña, la primera vez que escuché la palabra Europa fue en Eurovisión", confiesa la directora de Hika, Agurtzane Intxaurraga, que vuelve al teatro político, con una pieza con la que la gente "se lo va a pasar bien". La directora llevaba tiempo queriendo hablar de Europa, de lo que estaba ocurriendo; ahora, tras la pandemia y la actitud de los países de la UE, la obra "tiene más actualidad que nunca".

Es más, durante el confinamiento, Intxaurraga aprovechó para modificar ciertos aspectos, como la distancia de los intérpretes en algunas escenas, y también incluye referencias a lo que ha sido toda esta situación. "Como europeos nos hemos sentido vulnerables, hemos sentido miedo, hemos cerrado las fronteras. Y nosotros hablábamos de todo eso en Tonbola, de Europa, el sueño de un territorio sin fronteras tras la caída del muro de Berlín", explica.

En un escenario postconfinamiento, a juicio de la directora, la sociedad se ha dado cuenta de lo que puede perder y de que la vida es una tómbola". Para representar esta idea, Intxaurraga construyó una familia de tomboleros que vende boletos de toda clase para poder sobrevivir en "esta Europa".

Para ello se basó en el texto Sueñan los peces con huelgas generales, del madrileño Benjamín Jiménez. "Europa es una gran fiesta, pero una fiesta privada. Se nos ha olvidado decir que está reservado el derecho de admisión", sentencia. Precisamente, la música de Eurovisión, algunos de sus grandes temas, sirven para poner ambiente a esta "fiesta", en la que se ponen en entredicho ciertos términos asumidos como "la solidaridad, la empatía o la libertad".

Hika ha trabajado con colectivos de migrantes y en cada representación contarán con algún representante de estos. "Me daba mucho pudor hablar de una cuestión cuando soy parte del lado privilegiado", afirma. Así, para evitar eso, estas personas narrarán "una experiencia de vida" y tendrán "voz como colectivo". "Esto le da sentido al espectáculo y pasa de ser una obra de teatro a ser una verdad, una realidad", asegura.

Como la mayoría de actividades culturales, al estreno de Tonbola también le afectó el confinamiento, pese a ser una obra que comenzó a trabajarse hace casi un año. La directora de Hika explica que el estado de alarma les pilló en el momento en el que Tonbola "ya tenía forma". "Contaba con un inicio, un desarrollo y un final con el que yo sentía que eso era lo que yo quería contar", explica Intxaurraga, quien añade que en aquel entonces era aún un proyecto "desnudo", faltaban elementos como la escenografía, el vestuario y la música, entre otros.

Una de las cuestiones que más preocupaba a la directora era la de la "conjunción de calendarios". No en vano, los intérpretes suelen trabajar en varios proyectos a la vez, y el retraso de uno de ellos puede suponer que se quede fuera de su agenda.

De hecho, el estreno estaba previsto para mediados del mes de mayo, en el festival de Leioa. Así que, en el momento en el que la desescalada permitió la reunión y los ensayos, Tonbola se puso en marcha de nuevo: "Nuestro caso era el de nacer o no nacer". El ponerse en marcha en la casa de cultura de Larratxo en Donostia ha permitido a Hika adelantarse a otros proyectos y poder sacar adelante el suyo. "Ese era mi miedo, o lanzarme antes o no poder hacerlo", confiesa la directora.

Asimismo, también pudieron hacer un ensayo abierto en Lizartza, una experiencia agridulce debido a que, por un lado, pudieron representar su obra en la calle, pero por otro, fueron conscientes de lo "dura" que va a ser "nueva normalidad" que va a acompañar al sector durante los próximos meses. "No tuvo nada que ver con el teatro de calle", asegura con cierta tristeza; no solo la distancia, sino también las mascarillas, que ocultan las risas de los espectadores, dificultan a los artistas tomar el pulso de la obra en el momento.

No obstante, en Errenteria la compañía no renunciará a interactuar con los espectadores, aunque mantengan las distancias de seguridad. Al llegar y al sentarse, al ser un espacio abierto, se les instará a quitarse las mascarillas. Aún más, elegirán a algunos espectadores para participar en la rifa, dado que "no podría haber una tómbola sin público". En ese momento, deberán volver a ponerse las mascarillas y todos, artistas y espectadores, cumplirán con los protocolos.

Mañana. Errenteria, plaza Miguel Irastorza. A las 12.30 horas, preestreno en castellano, y a las 19.30 horas, estreno en euskera.

Domingo. Zarautz.

11 de julio. Cangas do Morrazo.

15 de julio. Aretxabaleta.

22 de julio. Arrigorriaga.

26 de julio. Zornotza.

20 de septiembre. Barakaldo.

25 de septiembre. Bilbao.

26 de septiembre. Andoain.

27 de septiembre. Azpeitia.

4 de octubre. Leioa.

30 de octubre. Hondarribia