- Hay un antes y un después en la carrera de Carol Rovira tras dar vida en #Luimelia y Amar es para siempre a Amelia, “un personaje lleno de luz” que, cuenta a Efe, ilumina su camino y le alienta a no rendirse: “Quiero tener más retos como Amelia, que no se me muera la pasión por mi profesión”.

Encontrar el aliento o la motivación para seguir adelante con un proyecto, un sueño o una profesión en la que has apostado todas tus cartas no es tarea sencilla y, mucho menos, algo que se consiga de la noche a la mañana. Sin embargo, hay ocasiones en las que una “luz” aparece en el camino y lo ilumina de tal forma que el futuro se convierte en un reto por el que merece la pena luchar. Cuando esa luz se llama Amelia y ese reto es no cejar en el empeño de seguir sintiendo pasión por una profesión como es la interpretación, no resulta difícil concluir que se trata de la historia de la actriz Carol Rovira, a quien la vida dio un giro de 180 grados cuando Amar es para siempre y ese “personaje lleno de luz” se cruzaron en su camino.

Carol Rovira (Tarragona, 1989) recuerda, con pelos y señales, aquel casting que le llevó a lograr el papel que daría un vuelco a su trayectoria profesional. Lo hace entre risas y rememorando una anécdota de aquel día de audición que marcó el antes y el después en su vida. “Como el personaje de Amelia se dedicaba al mundo del espectáculo y en la separata que me enviaron ella estaba en su camerino, decidí vestirme tipo cabaret”, comienza relatando la actriz, que añade: “Yo llegué en tejanos, pero me fui al baño a cambiar y cuando me miré en el espejo me dio mucha vergüenza, tanta que estuve a punto de echarme atrás”.

Sin embargo, su “carácter luchador”, del que ella misma habla, y unas palabras de su madre grabadas a fuego en su mente, “por demasiado que no sea”, le impulsaron a enfrentarse a ello y clavar una prueba de la que salió diciéndose a sí misma: “Creo que este papel es mío”. Así comienza el idilio entre Carol Rovira y Amelia Ledesma, una relación actriz-personaje que ha traspasado fronteras, como lo ha hecho la historia de amor entre Amelia y Luisita (Paula Usero) en Amar es para siempre y, posteriormente, en la aclamada #Luimelia (2020). No obstante, la anécdota de aquella audición no es más que el reflejo de lo que esta actriz, quien se define como “constante, luchadora y muy familiar”, ya venía cultivando desde muy pequeña, cuando soñaba con ser “actriz de películas de miedo”. “Cuando me preguntaban aquello de ¿Qué quieres ser de mayor? yo siempre respondía que quería ser actriz de películas de miedo”, cuenta la actriz, que valora la manera en la que su familia le inculcó “esa lucha por lo que uno quiere y sueña”.

Relata que siempre había sido una niña a la que le gustaba “imaginar, disfrazarse y cantar delante del espejo”: “Es algo que siempre he llevado conmigo”, reconoce Rovira, nacida en Camarles, un pequeño pueblo tarraconense donde creció dentro de una familia en la que se daba gran valor al “estímulo artístico”. Estudió Magisterio musical, “por tener ese plan B”, algo que le “gustó pero no enamoró”, por lo que se cogió un año para viajar y reflexionar sobre su futuro, el cual, cuando volvió a España, le llevó hasta el Institut del Teatre: “Me cambió la vida. Fue un aprendizaje en todos los sentidos”. El siguiente paso llegó de la mano de Pep Armengol y un curso que el director de casting impartía, que derivó en Armengol ofreciéndole un papel en la temporada final de la serie catalana La Riera, teniendo así Rovira su primera gran experiencia interpretativa allá por 2016.

Presunto culpable (2018) le abrió las puertas a la ficción nacional y se convirtió en la antesala del que es, hasta ahora, el proyecto más importante de su vida: Amar es para siempre y, como consecuencia, #Luimelia, en los que descubrió a Amelia. “De Amelia he aprendido de su lealtad y de su fuerza y de aquello de me caigo y me vuelvo a levantar. Ella representa la fuerza y la pasión. Hay tanta bondad y transparencia en ella que para mí es un personaje lleno de luz que me ha dado motivación para seguir”, argumenta Rovira, que menciona el personaje de Sally Bowles en Cabaret (1972) como referente para meterse en la piel de Amelia, a la que continúa alabando.

“Una mujer que sufre tanto y que no se rinde y que, además, es tan pasional en todo lo que hace es un ejemplo”, desarrolla la actriz, quien hace hincapié en cómo Amelia ha hecho que la llama del amor por su trabajo no se apague. “Amelia me ha dado fuerza para seguir buscando nuevos retos y es por ello que quiero seguir teniendo personajes potentes, que no me lo pongan fácil”, señala, a lo que concluye de manera pasional, como Amelia le ha enseñado: “Quiero tener más retos como Amelia, que no se me muera la pasión por mi profesión”.