ras una primavera con escaso florecimiento, el ecosistema cultural retoma poco a poco su lugar y vuelve a la normalidad a las puertas del verano. Desde este lunes, buena parte de las bibliotecas y los museos de Gipuzkoa han reabierto y, los que por el momento no lo han hecho, ultiman los detalles para hacerlo en los próximos días. Toca adaptarse a la situación, con control de aforo y limitaciones de movilidad. Unas condiciones que pillaron este lunes a más de uno por sorpresa.

“Creo que hay que subir por la rampa. O no, igual es por la puerta”, comentaba un grupo de tres chicas frente al Koldo Mitxelena. “Deben seguir el circuito vallado”, les respondía un miembro de seguridad desde el interior. Esta biblioteca fue la primera en abrir, ya lleva una semana ofreciendo su servicio de préstamo bajo demanda previa, pero no todo el mundo se hace a su nueva situación. “No sabía cuál era la entrada, no me he fijado en las indicaciones. Menuda vuelta hay que dar ahora para entrar”, se sorprendía Miguel, un usuario que normalmente acude al centro “a leer el periódico” y que se dirigía a preguntar unas dudas.

Similares protocolos de seguridad se dan también desde este lunes en todas las bibliotecas de Donostia y en Tabakalera: mascarillas, control de acceso, cartelería especial y no todos los servicios disponibles. En las bibliotecas de Donostia Kultura, por ahora, solo se pueden devolver los libros y hacer una solicitud vía telemática del material que se quiere reservar. Los propios trabajadores del centro envían un SMS al usuario cuando tienen su petición preparada.

“Vengo solo a devolver unos libros que tengo prestados desde marzo. No es lo mismo que pasear por las estanterías, pero vendré otro día a pedir alguno”, señalaba Iñaki, ataviado con la mascarilla de rigor y esperando con otros usuarios en la fila que se había creado a la entrada del edificio de Alderdi Eder.

El equipo de la biblioteca fue retirando parte de los libros de las baldas durante el día, apiñándolos en cajas dispuestos para entregar a los solicitantes. Estos por ahora no pueden pasear libremente y solo pueden acceder hasta la zona de préstamo. “Hemos venido a recoger un par de libros. Nos han mandado el mensaje y enseguida nos los han dado”, contaban una madre y su hija.

El servicio de préstamo en el Koldo Mitxelena funciona de igual manera, con una supervisora en la entrada que facilita gel hidroalcohólico y controla el aforo, además de evitar que las personas que entran y las que salgan se crucen en el mismo camino. En la biblioteca Ubik de Tabakalera, por su parte, hay que hacer doble cola. La primera en la entrada del Centro Internacional de Cultura Contemporánea, donde el acceso está regulado por dos lados, uno para visitantes y otro para personal, y la segunda en el propio piso de la biblioteca de creación.

“He venido a recoger un libro que había pedido online. Suelo venir mucho y estas semanas sin poder hacerlo han sido raras. eLiburutegia está bien, pero no es lo mismo”, apuntaba Maider, otra usuaria del Koldo Mitxelena, haciendo mención al servicio digital de las bibliotecas de Euskadi.

eLiburutegia ha servido durante estos meses como remedio provisional para el mono cultural de muchos guipuzcoanos. A través de su página web ha sido y sigue siendo posible solicitar en préstamo libros y películas en formato digital. No obstante, no todo el mundo se apaña de igual modo con las nuevas tecnologías. “Vengo a ver si está un libro que creo que está prestado. Mi nieto lo ha buscado en Internet, pero por si acaso he venido. Prefiero el contacto directo”, explicaba Arantxa, una veterana usuaria del servicio.

Junto a las bibliotecas, los museos también vuelven desde este lunes a la normalidad. No abrieron sus puertas todos, algunos como San Telmo lo hacen este martes al tener su día de cierre los lunes, y el número de visitantes todavía tiene mucho que crecer. Por ejemplo, no fueron muchas las personas que se animaron este lunes mismo a visitar alguna de las salas de exposición de Tabakalera, que presentaban un paisaje algo desértico a media mañana.

Ni siquiera la nueva instalación artística Kuboa, creada por Julio Le Parc y que presidirá durante dos años el hall de la antigua fábrica, fue suficiente. “Pensaba que estaba cerrado. Nos hemos asomado y al ver el control hemos preferido irnos”, aseguraba una madre con su hijo pequeño. “Yo solo quería echar un vistazo, pero al ver la cola de entrada he dado la vuelta”, apuntaba, por su parte, otro hombre.

Con una novedad también volvió a reabrir este lunes Eureka! Zientzia Museoa, la renovada sala Chispas de Energía, uno de los espacios de mayor reclamo del museo. Al igual que el resto de espacios culturales del territorio, Eureka! Zientzia Museoa cuenta con todas las medidas de protección y con un aforo máximo del 50%.

Hoy será el turno de las reaperturas de San Telmo y el Museo Balenciaga, este miércoles lo hará el Aquarium donostiarra y para volver a Chillida Leku habrá que esperar un poco más, hasta mediados de mes.

Las bibliotecas de Donostia Kultura reabrieron con el servicio de préstamo y sin la posibilidad de acceder libremente por las estanterías