omunicación política en tiempos de coronavirus. Este es el título de un manual editado por la Cátedra Ideograma de la Universitat Pompeu Fabra de Comunicación Política y Democracia. Un libro digital que se puede descargar gratuitamente desde la web de esta Cátedra, y que puede ser de mucha utilidad para políticos, portavoces o periodistas, y en general para cualquier persona interesada en la política y comunicación, dos campos interrelacionados sometidos a un duro examen en esta crisis sistémica que ha provocado la epidemia. El manual está articulado a base de 27 colaboraciones de expertos como Antoni Gutiérrez-Rubí, Verónica Fumanal, exasesora de Pedro Sánchez, Carles Pont, director de la Cátedra y profesor en la UPF, o Marta Rebolledo, profesora de Comunicación Política en la Universidad de Navarra, que desgranan las claves comunicativas en las que se está jugando parte de la política de lucha social contra la pandemia, y de liderazgo político más o menos sólido. En los albores de una nueva fase de la epidemia, con la perspectiva de todo lo visto y aprendido durante estas últimas semanas, resulta un ejercicio interesante cruzar la visión de dos de esos expertos, Carles Pont y la propia Marta Rebolledo con la visión de tres conocidos periodistas a pie del cañón en esta época frenética: Javier Vizcaíno, conductor de Euskadi Hoy en Onda Vasca y firma habitual en este periódico, Eider Hurtado, directora y presentadora del programa dominical 360 grados en ETB2, y Dani Álvarez, conductor del programa Boulevard en Radio Euskadi, que además de observadores de la política, comprueban estos días un interesante cambio que se está dando en el consumo informativo, ahora que la demanda de información y la preocupación por la actualidad se ha multiplicado.

Partamos de la reflexión de Carles Pont, que junto a Antoni Gutiérrez Rubí ha sido uno de los impulsores del citado manual, elaborado en un tiempo récord. Para este profesor, en una crisis como esta, lo primero que tocaba hacer era definir quién iba a hablar, y “escoger bien los expertos”. En su opinión, la presencia de generales fue un error. “La gente uniformada tiene otra forma de explicarse, otro lenguaje y otra percepción de las cosas, no es lo mejor en este tipo de crisis, donde el origen no es una guerra, sino un problema sanitario”. Tampoco le convence el eslogan de la campaña institucional Esto lo paramos unidos. “Es todo lo contrario, un virus lo debemos parar separados, a dos metros. Este unidos tenía otra significación que iba un poco más allá de lo que realmente era necesario. Dicha campaña en muchas partes del territorio español creo que no se ha entendido muy bien”, reflexiona.

Pero una crisis de esta dimensión va mucho más allá de los errores imputables al Gobierno Central, y puede empapar a todo el mundo. Para Pont “en un momento en el que el tacticismo es el pan nuestro de cada día en la comunicación política”, la pandemia requiere de humildad para reconocer las equivocaciones y empatizar con la ciudadanía. “Las crisis son la verdadera prueba de un liderazgo”, afirma, por lo que el político lo que tendría que hacer es “exponerse lo suficiente, no más y comunicar siempre”, lo cual no quiere decir “hacer ruedas de prensa larguísimas”, y apostilla: “No hacía falta diariamente hacer una rueda de prensa de dos horas, que son mortíferas para todo el mundo” y generan errores. Otra de las claves que sugiere es “intentar evitar la improvisación”. Por el lado de la oposición cree que el riesgo está en transmitir exageración. “Aquí todo el mundo se expone, y es muy difícil hacer una buena comunicación tanto para unos como para otros”.

Marta Rebolledo, otra de las participantes del libro, es subdirectora del Máster de Comunicación Política y Corporativa de la UNAV. Ella ha puesto el foco en la percepción de la opinión pública durante estas semanas, recordando que lo más importante a la hora de la verdad es cómo se reciben y se interpretan los mensajes que se emiten. Afirma que una de las ideas que se repiten en el libro es que uno de los requisitos fundamentales a la hora de comunicar en esta situación es la empatía. Cree que la “percepción general” es que la gestión ha ido “un poco tarde” y que la confianza en las instituciones es baja, desde las más lejanas como la OMS, pasando por la Unión Europea, hasta sobre todo el Gobierno de España. Una desafección que venía de antes y que “deja una brecha para la entrada de populismos”. Reconoce que una crisis de esta dimensión “es muy difícil de gestionar, y que es normal cometer errores” mientras se perciba que después la dinámica cambia. También considera que la ciudadanía en general no acepta que la comunicación política siga la dinámica previa al estallido de la epidemia, “cada uno en su propia batalla” y que resulta fundamental al mismo tiempo no sobreactuar: “Lo más importante y difícil” a su juicio en comunicación política es mostrar “autenticidad y coherencia”. Y cree que a pesar de la complejidad, es posible reforzar liderazgos en esta coyuntura.

Hechas estas primeras apreciaciones académicas, toca hablar con tres testigos de excepción a la hora de valorar la comunicación, la opinión pública y los políticos, tres periodistas vascos con muchos años de experiencia y enfoques diversos.

Onda Vasca

“Hemos aprendido casi de un día para otro”

Este locutor y columnista de NOTICIAS DE GIPUZKOA valora “que las cosas cambian mucho de un segundo para otro”, y que dentro de la exigencia general de resituarse, la profesión periodística se ha adaptado rápidamente a la nueva situación. “Hemos descubierto de repente que se puede hacer un programa medianamente digno desde casa con tecnología y herramientas informáticas. Todos esos aprendizajes fueron casi de un día para otro”, recuerda. Pero también expresa sus dudas e inquietudes, por la “sensación de estar siempre dando la matraca sobre lo mismo, de no estar acertando, de estar dando demasiados datos y poco contexto”. Sobre las fuentes, expresa su “decepción “ con Fernando Simón, porque “todo lo que aseguraba categóricamente lo ha tenido que ir desmintiendo desde la misma forma categórica”.

A juicio de Vizcaíno, la responsabilidad del periodismo en un trance tan delicado debe basarse en aplicar el principio de “no empeorar las cosas. No sé si en esta o en cualquier otra cuestión tenemos capacidad de mejorarlas, pero sí de tratar de no empeorarlas”, algo que a veces no es sencillo. “Te mueves en el filo de la navaja y a veces te equivocas, y como tienes que tomar muchas decisiones, unas son más acertadas y otras a lo mejor no”, mientras observa un recelo en el “periodismo de trinchera de la derecha, que sistemáticamente no se fía ni de lo que es verdad, y trata de desmontarlo”. Preguntado por el papel que corresponde a los medios en una coyuntura tan grave, cree que “tampoco es ser superinstitucionalistas”. Afirma que la parte que más le desazona es “la desunión política que hay, el aprovechamiento partidista que hay por todas las partes”, algo que cree que repudian los oyentes. “Es lo que más les quema, ahora ya no soportan las tertulias en las que cada sigla va contra la otra y les tira la pandemia”. En cuanto a la derivada económica, Vizcaíno expresa su temor a lo que “está pasando ya”. Y en cuanto al clima social le preocupa que nos vengamos muy arriba y empecemos a pensar que nos vamos a desescalar en cinco días”. Entiende que “tiene que haber un horizonte” de esperanza, pero “si luego las expectativas se defraudan puede ser durísimo”.

ETB

“La crisis puede dejar cosas positivas y negativas”

La directora y conductora del programa de reportajes 360 grados, que estas semanas ha tenido que cambiar de formato por las exigencias y condicionantes del coronavirus, se muestra precavida en torno a la huella que pueda dejar esta crisis en el periodismo político. “Por un lado nos está cambiando las formas de cubrir los actos y de entrevistar a las personas, por la distancia de seguridad. Hay muchos periodistas que ya no van siquiera a los lugares donde se dan las comparecencias, y mi miedo es que con el tiempo, como nos hemos acostumbrado, eso se pueda quedar, y eso es un riesgo para el periodismo que tenemos que vigilar. El teletrabajo puede tener muchas ventajas pero tiene también sus inconvenientes, y el periodista tiene que estar en el lugar donde ocurren las cosas”. En televisión aprecia un cambio evidente. “Hace unos meses, antes de esto, hacer una entrevista por Skype era casi la última opción, porque te daba una calidad malísima, y ahora se hacen incluso programas con el presentador desde su casa por Skype”. Eso, pendiente de si en el futuro el espectador vuelve a exigir la misma calidad que antes, “abre más posibilidades” en la forma de comunicar.

Para Eider Hurtado, “no estamos calibrando bien la importancia que está teniendo el periodismo en estos momentos, o no estamos poniendo suficientemente en valor la necesidad del periodismo y la responsabilidad de los periodistas en esta situación”. Recuerda que hasta que no empecemos a salir masivamente a la calle, “el relato sobre esta nueva realidad del coronavirus lo estamos haciendo los medios de comunicación”, lo cual a su juicio adquiere una dimensión también histórica en cuanto al papel de la profesión a la hora de informar. “Esto que estamos relatando es historia”, afirma, y recuerda que contribuye sensiblemente a la construcción del imaginario colectivo, y a “ayudar a comprender la situación que se está generando” con “sentido crítico”.

Pasada en principio la fase más crítica en lo sanitario, Eider Hurtado observa que “la dimensión política empieza a tomar más fuerza”, tendencia que seguirá durante la desescalada en un escenario “muy polarizado”. En conclusión, Hurtado reivindica reconocer “la importancia del periodismo”, refrendada por unas audiencias que se “han disparado” en los espacios informativos de televisión. “Socialmente somos de los trabajadores que no hemos parado porque alguien tenía que contar lo que estaba pasando”.

Radio Euskadi

“Hacemos compañía”

Dani Álvarez conduce Boulevard, el matinal de Radio Euskadi. Destaca “un aumento brutal del consumo de información, comprensible, porque la gente quiere saber lo que está pasando y necesita tener información fiable de lo que está ocurriendo”. En este escenario, cree que los “medios de comunicación tradicionales sin ninguna duda nos estamos reforzando con esta pandemia”, y ahonda en esa idea. “La gente que quizás había abandonado el hábito de consultarnos de manera diaria vuelve a echar mano de los medios de comunicación tradicionales, por encima del espejismo que pueden suponer muchas veces las redes sociales”. En paralelo, observa “un refuerzo de los medios de proximidad, locales, regionales o nacionales, sobre todo en las naciones pequeñas”. Para este locutor, “cuando no puedes salir de casa y contrastar la realidad con tus propios ojos, te tienes que fiar de quien tienes más cerca. Y creo que en ese sentido, Radio Euskadi, NOTICIAS DE GIPUZKOA y los medios de comunicación más cercanos en cada ámbito son los más fiables”. Así que la primera conclusión de Dani Álvarez es positiva de cara al futuro. “Al estar metidos en casa, al volver a estar reunido el núcleo familiar, vuelve a estar presente el hábito, con la televisión, la radio o con el periódico, de consumir los medios tradicionales, que somos al fin y al cabo los que podemos ofrecer información fiable, datos contrastados, de fuentes directas, y lo más importante de todo, los que podemos rectificar y ofrecer desmentidos cuando nos equivocamos”. La prueba de ese valor es el grado de influencia alcanzado estas semanas. Considera que “si no fuera gracias al papel que hemos hecho los medios de comunicación”, el respeto general al confinamiento y la “sorprendente tranquilidad” con la que se han sumido las nuevas normas de comportamiento social”, cree que no hubieran sido posibles. Algo que contrapone con el declive de “todos los influencers recién llegados de las nuevas ideologías; están desaparecidos, porque hoy por hoy no tienen nada que ofrecer. La gente necesita información fiable, y ahí estamos nosotros”.

La reflexión de Álvarez no es solo sociológica, sino también vivencial. “Estos días estamos recibiendo una avalancha constante de mensajes, con un nivel de participación desconocido”, salvo en algunos momentos puntuales de crisis y de conmoción social”. Esto le lleva a pensar en un “reencuentro” y una nueva cercanía con la audiencia. “Nos va a hacer a unos y a otros recuperar el terreno perdido en la confianza mutua”, tras unos años en los que los periodistas “habíamos visto una merma, un déficit de credibilidad”, lo sucedido le parece indicativo de la capacidad del periodismo de influir y resolver las dudas, y de algo que considera lo más importante de todo”, de “hacerles compañía en esta tragedia humana”. Y ahonda en esta clave: “Ayudamos a que la gente pase estos días tan largos de encierro en casa y de soledad menos sola, y eso es una labor social muy importante”. Una radio con una dimensión humana que también se ha hecho muy presente estas semanas en el periódico que cada día preparamos los hombres y mujeres que trabajamos en NOTICIAS DE GIPUZKOA, en esa voluntad de informar.

“Son las historias de la gente”, sintetiza Dani Álvarez, que percibe “un sello de comunidad y de cuerpo colectivo”, un elemento que a su juicio tiene que ser protagonista en esta coyuntura. Sin olvidar una política que se dedique a “dar solución a las problemáticas que tenemos encima de la mesa”. Y concluye: “El otro día leí que necesitamos liderazgos que merezcan ser recordados”.

“Los ‘influencers’ están desaparecidos porque, hoy por hoy, no tienen nada que ofrecer”

Radio Euskadi

“Con o sin teletrabajo, el periodista tiene que estar en el lugar en el que ocurren las cosas”

ETB

“No sé si tenemos capacidad de mejorar las cosas, pero hay que intentar no empeorarlas”

Onda Vasca