iempre pensé que la regla del tercio era simplemente una manera de fotografiar o de rodar, eso de partir la escena en tres y toda esa brasa. Pero gracias a Sánchez ahora hemos aprendido que también es una medida para caminar a la nueva normalidad. En mi piso ya han comenzado las discusiones: no te fastidia, somos tres. Y aquí es cuando nos asaltan las dudas. Por eso, mis compañeros han decidido por mayoría de dos tercios, como no puede ser de otra manera, la manera de proceder a partir de la fase cero del próximo lunes. Como en todos los saraos, entre cines, terrazas y teatros, solo puede haber un aforo del 30%, han decidido que esa sea también la regla que mande en casa. Así, solo uno de los tres será el pringao que seguirá encerrado, mientras los otros dos salen a la calle a tomarse una cañita y espero que no tres. Les he intentado explicar que esto no funciona así, que lo mejor es que siendo los que somos, nos turnemos uno cada día. Así, además de disfrutar todos, por responsabilidad social facilitaremos que no haya colas y que se mantenga el distanciamiento entre la gente, antes de que se queje la Stasi de la calle, que será la versión 2.0 de la poli del balcón, y empiece a mirar y señalar los nuevos incumplimientos. La respuesta es la de siempre, que solo soy una de las piezas de un triunvirato y que como buen demócrata tengo que asumir un principio básico de los que ganan sobre los que pierden, esa máxima que dice aquello de “Te jodes”. Lo de quién se va a quedar sin salir por decisión mayoritaria, creo que no es necesario explicarlo.