- Muchos le recordarán en Bandolera, Hispania, Isabel o Amar en tiempos revueltos. Pero hay un personaje que está en la memoria de los espectadores, el de Sito Miñancos en Fariña. Hoy será Xavier, un cirujano mallorquín atractivo y de éxito profesional que se convierte en un hombre oscuro cuando Laura, profesora, le acusa de violación y de haberla drogado previamente. Presenta a los espectadores el juego de la verdad o la mentira. Es un hombre que valora mucho su privacidad y no habla de su vida privada.

Una promoción de la serie muy diferente a lo habitual.

—Y qué lo digas. Nunca había vivido nada igual, pero es que nadie hemos estado en una situación similar. Estamos amoldándonos a unas circunstancias inesperadas y es lo que hay. Yo no he dejado estos días de hablar de la serie, de Mentiras, y de eso va una promoción, ¿no? Lo único que hemos hecho es cambiar el formato de comunicación, pero la esencia es la misma.

¿Cuándo acabaron de grabar?

—En diciembre, se ha podido hacer la posproducción con margen de tiempo para emitir.

En la serie comienza usted como un hombre atractivo, guapo, prestigioso, un mirlo blanco, pero…

—Nada es lo que parece, ni esa imagen casi angelical y tampoco el malvado que se describe por la denuncia de Laura (Ángela Cremonte).

¿Cuántas mentiras cuenta la serie?

—Todo o casi todo es mentira. Lo que está claro es que todos los personajes mienten de una u otra forma, en mayor o menor medida.

Pero lo que cuenta Laura, acusa a su personaje de violación usando drogas, y lo que dice usted al respecto son verdades o mentiras que se sitúan en polos contrarios.

—Es un tema que está muy de actualidad y que lo hemos reflejado en la vida real. Las mentiras están presentes en toda la trama. Son mentiras en privado, acusaciones en público, mentiras a uno mismo… Todo puede ser mentira o todo verdad.

¿Como la vida misma?

—Bueno, no soy tan cínico como para pensar que toda la vida real sea mentira, lo cierto es que la mentira está presente en nuestra existencia.

¿Un modo de protegernos?

—Sí, claro que nos protegemos con mentiras. Sobre todo, nos protegemos cuando nos mentimos a nosotros mismos sobre muchas cuestiones de nuestra vida.

¿Qué le atrajo de su personaje para embarcarse en una trama tan llena de mentiras?

—Precisamente, eso. Las mentiras crean un personaje complejo. Xavier es un tipo que lo tiene todo, prestigio profesional, éxito en sus relaciones y un punto…

¿Canalla?

—Un punto complicado, creo que no es exactamente tan canalla como dice la otra parte.

¿Quién miente más?

—Ja, ja, ja… No te voy a contar la historia, puedes verla a partir de hoy. Miente todo el mundo, todos los personajes, por una razón u otra, Mentiras es una gran mentira. Pero hasta ahí, ya no digo más.

¿Sirve para la reflexión?

—Creo que todas las historias sirven para que reflexionemos. El espectador se va a encontrar con una secuencia de hechos desde el principio y en ocasiones tomará partido por Xavier o por Laura. Como he dicho antes, parte de una presunta violación y es algo que está muy de actualidad. En Mentiras habrá que fijarse en las luces y en las sombras de cada personaje, va a ser un buen viaje para los espectadores.

¿Se descubrirá la verdad?

—Paciencia y a ver la serie.

Como no va a hacer spoiler, cambiamos de tema. Los últimos tres años han sido dorados para usted.

—No me va mal, aunque ahora estoy parado, como todo el mundo, no me puedo quejar. Mi gran fortuna no es el nivel de trabajo, evidentemente que es una buena noticia, son los personajes y los proyectos tan serios en los que he estado y en los que estoy. Espero que cuando todo esto pase, mi vida siga siendo la misma. Además, hay algo que valoro mucho, el estar al lado de compañeros de mucho talento que me ayudan a desarrollarme.

¿Tiene algún proyecto entre manos para cuando el coronavirus abandone nuestras vidas?

—Había proyectos, pero solo eso, proyectos. Ahora mismo, no se puede decir nada porque dependiendo cómo y cuándo acabe, me incorporaré a uno u otro proyecto. Hay demasiadas cosas en el aire.

Su primera vocación era la de estudiar Enfermería. De haber sido así, estaría trabajando en primera línea contra el coronavirus.

—No había pensado en ello hasta ahora. Seguramente estaría en un hospital o en algún otro sitio trabajando. Estoy convencido de que son estos y otros profesionales los verdaderos protagonistas de esta pandemia. Creo que a toda esta gente hay que apoyarla a saco.

¿Nunca se ha arrepentido por su decisión?

—Supongo que habré tenido algún día tonto y me arrepentí, ahora no lo recuerdo. Cuando tomas una decisión grande, y una de ellas es qué vas a hacer con tu vida, surgen dudas grandes. Seguramente que tuve dudas, pero estoy convencido de que la sanidad no se perdió nada cuando decidí que quería es ser actor.

¿Cómo se sintió en la piel de Unai López de Ayala en ‘El silencio de la ciudad blanca’?

—Era un personaje atormentado, me pareció un papelón y estuve feliz haciendo ese trabajo. Estar junto a Belén Rueda fue toda una experiencia y trabajar con Daniel Calparsoro es una maravilla. Es un director muy experimentado, es uno de los que más ruedan y por algo será. He aprendido mucho. Exige muchísimo, a mí me gusta mucho que sea así, sabe lo que quiere, hasta que no lo tiene no te deja tranquilo.

Vamos, que puede llegar a ser muy pesado.

—Ja, ja, ja… Eso nunca. Maneja la cámara como nadie y sus secuencias son pequeñas obras de arte. Es un director como la copa de un pino.

Hablemos de ‘Fariña’.

—Es inevitable, hablemos de una serie que dos años después sigue estando en boca de muchos.

¿Qué fue Sito Miñancos para usted?

—Fue un regalo como personaje, se rodó en Galicia, mi tierra, y he vuelto a trabajar con Carlos Seda Y Jorge Torregrosa, hacía tiempo que no coincidía con ellos.

¿Fue difícil asumir un personaje Sito Miñanco?

—Era un personaje complicado y complejo. Ten en cuenta que es un personaje que está vivo y es una circunstancia que impone mucho a un actor. No estás dando vida a un personaje de ficción o uno que aunque fuera real estuviera ya muerto. Sacarle todos los matices fue un trabajo de equipo. Fuera de Sito Miñancos, viendo el conjunto, puedo decir que fuimos con la trama hasta el final y quedó una serie muy chula. Es una serie que sigue siendo recordada, hace poco, salía una noticia diciendo que hacía dos años que se había estrenado. Lo bueno que tiene este trabajo es que historias como la de Fariña no se olvidan. Es muy gratificante y es por lo que merece la pena el esfuerzo de ser actor.

¿Y qué fue lo que le llevó a usted a la interpretación?

—La inconsciencia…

Eso fue lo que pensó su padre, ¿no?

—Sí, al principio no lo entendía. También mucha gente pensaba que era un inconsciente al querer ser actor. Era de lo más normal del mundo que se pensara que me había vuelto loco de remate. Lo lógico es que te centres en alguna profesión que veas a tu alrededor. En Noia (Coruña), la zona de donde yo vengo, no había actores. Reconozco que era difícil de entender, comprender y ver que ser actor se iba convertir en mi profesión y que la gente me iba a ver en la tele, en el cine o en el teatro. Pero ya ves, al final, aquí estoy hablando contigo por un trabajo.

¿Es ‘Fariña’ la serie que más satisfacciones le ha dado?

—Muchos trabajos me han dado satisfacciones, Fariña es una serie que me ha hecho desarrollarme muchísimo como actor. Estuve rodeado de grandes amigos míos en Bambú, una productora que quiero y respeto, es como mi casa. Fariña es una serie por la que tú me estás preguntando dos años después, y yo estoy encantado de hablar de ella. Creo que se hizo muy bien el trabajo en su momento. Pero estoy satisfecho con todos los trabajos que he hecho. Ahora me toca defender Mentiras y lo hago con gusto, creo que defender a Xavier no es nada difícil, es un personaje que me ha enamorado.

Dígame, ¿por qué tengo que ver ‘Mentiras’?

—¿Te gusta jugar?

Sí, claro.

—Pues Mentiras es un juego, es el juego de ver quién miente, de posicionarte y luego cambiar de posición; el espectador parte de la nada y se mete en una trama donde nada es lo que parece o…

…sí es lo que parece, ¿no?

—Ese es el juego, ver que hay detrás de cada uno de los personajes.

Ha hecho series de época: ‘Hispania’, ‘Bandolera’, ‘Isabel’, ‘Amar en tiempos revueltos’, ‘Velvet’… ¿le gusta viajar en el tiempo?

—Lo que me gustan son los personajes que me hagan trabajar, personajes que tengan complejidad, personajes con muchas aristas… Me gustan esos personajes que no sabes muy bien por dónde vienen, que me hagan tener que estar concentrado todo el tiempo. Y si un personaje que se ajusta a la descripción que te doy, está enmarcado en el futuro, me iré al futuro; si está en el pasado, viajaré en el tiempo.

¿Qué es lo primero que va a hacer cuando podamos salir a la calle?

—Lo tengo muy claro, echarme a correr.

¿Lo dice en sentido literal o metafórico?

—Ja, ja, ja… Literal. Era de los que corría a diario, soy de los que participo en maratones, me gusta correr. Así que imagínate cómo estoy.

¿Lo ha intentado en el pasillo de casa?

—Pues no. Tengo miedo hacerme daño e intento hacer deporte más estático. Por favor, quiero correr.

“Participar en ‘El silencio de la ciudad blanca’ y trabajar con Belén Rueda y Daniel Calparsoro ha sido toda una experiencia ”

“Mentiras’ es la historia de una gran mentira, todos mienten en la serie, unos más o otros menos, pero todo es mentira”

“Me gusta el personaje de Xavier porque es complejo, Laura le acusa de algo muy grave, una violación. Pero ¿quién dice la verdad?