donostia - Xabier Zeberio (nyckelharpa, violín), Francisco Herrero (violín), Lorena Núñez (viola) e Ivan Carmona (violonchelo) se encuentran de celebración por los 20 años de su cuarteto de cuerda. Mañana actuarán en el Victoria Eugenia en un concierto, rodeados de buenos amigos.

Alos Quartet comenzó hace 20 años con una llamada de Niko Etxart.

-Siempre decimos que Alos Quartet se creó por casualidad, es el secreto de que hayan pasado 20 años sin darnos cuenta. Muchas veces, cuando las cosas se hacen de forma natural y sin pensar demasiado es cuando funcionan.

De modo que en 1999 ni imaginaban llegar al 2019.

-No era para nada un objetivo. Niko Etxart nos llamó para hacer una grabación en su estudio de Zuberoa. Nos juntamos cuatro músicos, cuatro amigos que, de repente, comenzaron a trabajar en un montón de proyectos y que dieron forma a lo que hoy en día es Alos Quartet. Enseguida nos llamó dulce Pontes; trabajamos muchos años con ella, haciendo muchas giras por el Estado y por Portugal. Fue el proyecto más potente, que cimentó lo que iba a ser el cuarteto. Luego grabamos el primer disco y comenzaron a sucederse una detrás de otra proyectos, grabaciones, conciertos, giras? Ha sido un no parar.

En estos 20 años han tenido multitud de colaboraciones de muy variado tipo, desde Los Piratas a Junkera, pasando por Oskorri y Benito Lertxundi, entre otros. ¿Alguna colaboración que recuerden con especial cariño?

-Todas han sido igual de importantes. Alos Quartet ha tenido dos caminos paralelos. Por un lado, han estado nuestras creaciones y nuestras giras. Por otro lado, otra faceta en la que hemos disfrutado y aprendido mucho, ha sido en la colaboración con otros artistas. Hemos tenido la gran suerte de trabajar con mucha gente: como he dicho Dulce Pontes, Kepa Junkera, Carlos Núñez, gente del pop y del rock como Los Piratas, Ken Zazpi en varios discos, Esne Beltza, Angel Unzu, Joserra Semperena, Rafa Rueda? La lista es interminable, pero de todos hemos conocido diferentes formas de ver y entender la música, y hemos aprendido muchísimo. Siempre hemos sido un cuarteto camaleónico, nos hemos adaptado a distintos estilos, sobre todo, con mucho respeto y con muchas ganas de aprender y, a la vez, de aportar.

¿Qué recuerda de la época con la fadista Dulce Pontes?

-El otro día estuve viendo fotografías de aquella época. Sacamos el baúl de los recuerdos de las primeras giras de hace 20 años y, al final, te das cuenta de lo que vivimos. Éramos unos pipiolos de veintipocos años y, de repente, te surge la oportunidad de tocar con músicos de la talla de Dulce Pontes. Compartir escenario con esa gente fue como la universidad para el cuarteto. Fue una experiencia inolvidable, algo fuera de lo común. Conocer a Dulce fue muy bonito y también nos abrió muchas puertas, claro.

¿Es nostálgico?

-Lo de los 20 años ha sido una excusa. Hay que ser realista. Para un cuarteto de cuerda, que no es un grupo de pop de moda, hacer un recorrido de 20 años y llegar a este momento en el apogeo del conjunto es importante. En nuestro contexto, nos sentimos un poco en la cresta, en lo mejor de nuestra carrera y pensábamos que había que celebrarlo. Hay que mirar atrás, no para ser nostálgico, sino para disfrutar de lo que hemos hecho y coger impulso para el futuro.

En esta gira se han rodeado de conocidos.

-Estamos haciendo conciertos especiales con nuestros amigos ante un público fiel. La semana pasada estuvimos en el Principal de Gasteiz y fue una pasada, impresionante. Fue un concierto que recordaremos en años: el teatro abarrotado y con un clima muy emotivo. Es bonito también celebrar estas cosas, hay que celebrar la vida (ríe).

¿Qué ha buscado Alos Quartet en su último disco, 'Lau'?

-Lau ha sido una evolución natural de Garden, que publicamos hace cuatro años. Aquel fue la definitiva instalación del cuarteto en una línea estética. Veníamos de Hamar tanta (2009) pero Garden fue una rectificación del camino en el que nos ha costado años encontrar nuestro sonido particular. No es fácil. Lau ha sido otro paso en ese camino. Por supuesto, una evolución; hemos trabajado con otros artistas y sonoridades, pero estéticamente es muy reconocible como Alos.

¿Por qué lo dice?

-Una de las cosas que nos ha alegrado mucho es que más de una persona nos ha dicho que tras escuchar una canción en la radio la han identificado como nuestra. Que el sonido Alos sea identificables es muy difícil de lograr, pero en Lau creo que lo hemos hecho.

Entre otros colaboradores, en 'Lau' participa Izaro, con la que usted ha colaborado en varias ocasiones.

-La relación con Izaro es muy estrecha desde el comienzo, desde aquella primera maqueta que me envió antes de grabar el primer disco. Me enamoré. Con ella hasta el fin del mundo. Pocas veces me ha pasado eso. He tenido la suerte de colaborar en todos los discos de Izaro y, de vez en cuando, cuando las agendas lo permiten, suelto tocar en directo con ella. Para nosotros, que ella haya colaborado en Lau ha sido un lujo.

¿También participa en el disco que Izaro publicará a finales de enero, 'Limones en invierno'?

-Sí, he colaborado en el segundo single, París. Hice las cuerdas y los arreglos.

Si no me equivoco su hijo también ha colaborado tocando el violonchelo.

-Mis tres hijos están aprendiendo pero son muy pequeños. El mayor está aprendiendo a tocar el chelo e Izaro necesitaba un chelista también para París. Toca algo muy sencillo, todavía es muy pequeño.

¿Cómo surgen estas colaboraciones?

-En Alos las colaboraciones surgen como algo natural. Tenemos tanta suerte de participar en otros proyectos que nosotros también les invitamos a los nuestros. Procuramos que no sean un pegote. La txalaparta que aporta Oreka TX o la voz de Izaro en Uretan, conseguimos que suenen a ellos y a Alos al mismo tiempo. Hay mucho trabajo detrás, que resulte natural a veces cuesta. Estamos

Aitor Etxebarria, conocido como El_Txef_A en el mundo de la electrónica, también ha tenido su papel en 'Lau'.

-Aitor Etxebarria ha sido uno de los pilares de este disco, sobre todo, porque nos ha abierto otras sonoridades. Le conozco desde hace un par de años y para mí fue un descubrimiento. A mí, últimamente, me interesa el mundo de la música electrónica y la fusión de las cuerdas con la electrónica. Él ha trabajado el diseño sonoro de varios de los temas. En directo también lo tenemos con nosotros. Como digo, nos ha abierto un universo muy interesante y creo que en el futuro de Alos vamos a tirar mucho por ahí.

En el disco también hacen un par de homenajes. Interpretan 'Oi Pello Pello' de Mikel Laboa.

-Alos siempre ha tenido varias fuentes de inspiración y una de las más importantes ha sido, por supuesto, la música tradicional. En ese camino Mikel Laboa ha sido uno de los grandes maestros. Además de las composiciones originales mías, tenemos esas dos versiones que citas. Oi Pello Pello la aprendimos en su día en su voz y enredando en casa probé a mezclarla con un Lekeitioak de Mikel y le iba como anillo al dedo. Hablé con su viuda y le pareció una idea magnífica. Hemos aprovechado para hacer un pequeño homenaje a un artista tan impresionante como Mikel, que fue un innovador a la hora de aunar la tradición y la vanguardia de forma sublime.

También presentan 'Oskorria', otro guiño, en este caso a la banda de Natxo de Felipe, de la que usted también formó parte.

-Tuve la suerte de pertenecer a Oskorri durante casi 20 años. Este es un tema que compuse para el disco Ura en el año 2000. He cogido una parte de la melodía y la he rearmonizado para Alos; parece otra canción porque es otra sonoridad.

Volvemos a las colaboraciones: en los directos actúa la bailarina y coreógrafa tolosarra Amaia Elizaran, con la que usted también ha trabajado en varios de sus proyectos.

-Amaia Elizaran es una magnífica bailarina, impresionante. En el concierto de mañana también estará Aukeran Dantza Konpainia; también actuará Bixente Martínez, guitarrista de Oskorri; el acordeonista Gorka Hermosa; Aitor Etxebarria e Izaro a las que ya he citado; Iñigo Díaz a las percusiones; Ivan Alzate al bajo; y Oreka TX en las txalapartas. Va a ser un fiestón (ríe).

Además de Alos, hace arreglos para bandas, toca con Benito Lertxundi, colabora con otras bandas y también es profesor de música. ¿Cómo compagina todo?

-Hay momentos de agobio, por supuesto, pero me considero un absoluto afortunado. Tengo la suerte de poder elegir y hacer proyectos que realmente me gustan. Todo lo que hago es lo que me llena y me satisface. Últimamente, haciendo arreglos de cuerdas disfruto una pasada.

Además del violín toca el nyckelharpa. No habrá muchos músicos en el Estado que lo hagan...

-No hay muchos. Cuando empecé hace 20 años, casi no había nadie que lo hiciese. Hay una compañera en Toledo, Ana Alcaide, que hace música sefardí. A nivel estatal fuimos los primeros que nos empezamos a dedicar al nyckelharpa. Juntos fuimos a estudiar este instrumento a Suecia. Últimamente han empezado a surgir algunos músicos más, pero realmente es un instrumento bastante atípico. A nivel europeo hay bastante movimiento y en Suecia es el instrumento nacional.

¿Qué le atrajo de este instrumento?

-Su sonoridad me enamoró. Fue un flechazo. Con Oskorri tuvimos la suerte de hacer varias giras por Escandinavia, Suecia, Noruega y Finlandia, y en los festivales folk había grupos suecos impresionantes que tocaban la nyckelharpa. Así fue como me empecé a interesar y a contactar con algunos músicos. También establecí relación con un lutier que me hizo mi primera nyckelharpa. Posteriormente, fui un verano a estudiar. Tiene una sonoridad impresionante, es un instrumento mágico.

Comenzó en Oskorri cuando era muy joven. ¿Qué recuerdo le quedan de esa experiencia?

-Ha sido media vida. Mi vida musical sin Oskorri no sería la misma, sin ninguna duda. Empecé muy joven, con 18 años, con gente que tenía 50, ¡imagínate! (ríe) Con Oskorri aprendí todo. No fui a la universidad, hice la carrera de violín, pero Oskorri sí que fue la verdadera universidad para mí. La libertad y la profesionalidad del grupo era remarcable. Era un grupo que se dedicaba exclusivamente a la música, trabajábamos a tiempo completo. Estoy muy agradecido de la experiencia, no solo la músical, también la humana. Fue una pena terminar, aunque lo hicimos a lo grande. Estoy muy orgulloso de haber pertenecido a Oskorri.

¿Echa de menos algún grupo así en la música vasca?

-Los tiempos han cambiado. Hay muchísima gente joven y muchísimos grupos de primer nivel, también cantautores como Mikel Urdangarin o Eñaut Elorrieta... Hay de todo mucho y muy bueno. No es comparable. Oskorri, con otros muchos grupos, ha marcado una época, pero la vida sigue y cambia, y cada vez más rápido. Hoy en día los grupos se disuelven mucho más fácil. Por eso, en Alos Quartet también celebramos llegar a los 20 en la carretera y con ilusiones renovadas.

En su familia son seis hermanos y cuatro se dedican a la música. La afición vendrá de sus progenitores.

-Sí, pero curiosamente ninguno de los dos se dedicaba a la música. Eran aficionados. Somos una locura de familia, en el buen sentido (ríe).

Los ensayos en casa serían complicados.

-Sí, pero los hermanos hemos ido cada uno por nuestra cuenta. Siempre nos juntamos en proyectos, pero en casa no hacemos nada, ni tocamos en las celebraciones, ni nada. En casa del herrero, cuchillo de palo (ríe).