DONOStIa. Julen Rekondo es una reconocida figura del ecologismo y el periodismo medioambiental, que se caracteriza por tender puentes entre la conservación de la naturaleza y la actividad cinegética. No en vano, esa preocupación es algo que une a conservacionistas y cazadores, aunque parezca que están permanentemente reñidos y defienden intereses contrapuestos. Este veterano defensor de la naturaleza, que se declara no cazador pero amigo de cazadores, opina que la convergencia de intereses entre ambos colectivos es factible y necesaria.

Este año se han producido varias reformas legislativas que los cazadores consideran regresivas e injustificadas. De hecho, se han retirado los puntos más polémicos. ¿Estas modificaciones, responden a intereses medioambientales o políticos?

En todo tipo de negociaciones del Parlamento se trata de alcanzar acuerdos mayoritarios, que muchas veces responden a intereses un poco políticos. Con la Ley Vasca de Caza hay partidos que han querido tener una relación cercana a los cazadores, que es un colectivo amplio, y otros han preferido alejarse de ellos por motivos ecológicos o ambientales. También se ha querido atender a ciertos sectores de la sociedad que, como más o menos razón, reclaman cierta seguridad, están en contra de los tiros y consideran que hay que guardar más distancias. De manera extremista, porque los accidentes producidos por esta causa son pocos. Hay también motivos de conservación medioambiental. Yo estoy a favor de una caza regulada en función de lo que dicta el derecho internacional, la UE. Estoy a favor de la caza racional que tenga que ver con la conservación de las especies.

¿Qué opina de la prohibición de la contrapasa?

Creo que, con 5 millones de ejemplares que sobrevuelan nuestros cielos, los 2.000 que se abaten en Bizkaia y Gipuzkoa suponen una cantidad ridícula.

Los cazadores se consideran defensores del medio ambiente, como los ecologistas. ¿Cuáles son las relaciones entre caza y equilibrio ecológico?

La caza es una forma de regular las especies existentes para la conservación de la naturaleza. Es posible un frente común con los ecologistas para la correcta gestión de los recursos cinegéticos. La desaparición de ciertas especies, como la perdiz roja en Navarra, obedece a prácticas agrícolas y al uso de plaguicidas y pesticidas. Propiciar la ganadería y la agricultura ecológica sería un punto de interés común entre ecologismo y actividad cinegética.

Se acusa a los cazadores de atentar contra la biodiversidad, pero la pérdida de hábitats y especies autóctonos tiene causas ajenas a la actividad cinegética, como las políticas de repoblaciones, las siegas tempranas e incontroladas, las obras hidráulicas mal planificadas y peor vigiladas?

En Navarra, la reparcelación significó la pérdida de bosque en importantes zonas donde habitaba la becada. La caza tiene una serie de contraindicaciones ecológicas, pero los impactos mayores tienen que ver con políticas forestales, medidas de conservación de los suelos, construcción de carreteras y autovías. Y también está el tema del cambio climático. Es un problema ambiental que tiene el planeta y que incide sobre la conservación de las comunidades zoológicas o botánicas. La caza se podría asemejar hoy a la gestión racional del bosque, en la que se tala la madera que se puede reproducir.