Hace poco el señor Feijóo declaró que el golpe de estado del 36 fue una pelea entre nuestros abuelos y padres, vamos, que aquí las fuerzas nazis y su apoyo al ejército golpista fue un sueño, según él. Vamos, que aquí vinieron los ejércitos alemanes, con la aviación Cóndor y bombardearon Durango y Gernika, y los italianos de Mussolini para apaciguar los ánimos, sería de chiste, si esta guerra no supuso miles de familias destrozadas, muertos, refugiados, más o menos como todas las guerras y ahora la de Ucrania, que tanto nos escandalizamos de los ataques y desmanes rusos. Todo eso pasó aquí y no hace muchos años.

La guerra se revistió de “Santa Cruzada” según el ejército golpista. Parece que al señor Feijóo se le ha olvidado la historia y por eso dijo: “Desde hace siglos, no verá a un católico matar en nombre de su religión”. Hasta el más iletrado recuerda que del 18 de julio de 1936 en adelante, en la llamada “Santa Cruzada”, el catolicismo oficial español se dedicó a dar matarile a destajo en nombre de su religión y hubo curas que señalaban a sus vecinos y los detenían y liquidaron, vamos, que ejercieron de “chivatos”.

Hay que recordarle al señor Feijóo que tras la guerra se estableció una dictadura nacional católica, que se dedicó a perseguir a todos los disidentes, encarcelarlos y torturarlos y todos/as nos acordamos de los procesos militares que hubo en él, que el dictador firmó unas cuantas sentencias de muerte y la Iglesia le llevaba bajo palio, eso se veía en San Sebastián, mi ciudad natal, que venía a veranear. Para que luego digan.