Una de las banderas con las que Macron llegó a la presidencia francesa, fue la reforma del sistema de pensiones, por lo que se considera legitimado para acometer la reforma. Hay grandes diferencias, en todo caso, entre el texto actual y las intenciones iniciales, que eran mucho más ambiciosas. La razón principal es atraer a los Republicanos, la derecha moderada. De conseguirlo, Macron y su primera ministra, Elisabeth Borne, darían un paso importante para encauzar la legislatura frente a la amenaza continua de los populismos, más fuertes que nunca en la Asamblea Nacional. El mayor riesgo es dejar tanto espacio a los extremismos de derecha e izquierda, hurtando a los franceses el derecho a un debate serio y riguroso, muy necesario, sobre el futuro de su Estado de bienestar.