Todas y todos andamos desconcertados con la cosa pública, pues ya no sabemos qué es exactamente la política. Andamos desconcertados, lo supimos en tiempos pasados, lo supimos en tiempos estelares, como la transición, las autonomías, la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, pero ahora andamos sin brújula. Para todos nosotros la política es algo muy lejano y a veces muy próximo.Algo muy lejano porque no entendemos los mecanismos del poder, los incumplimientos de los programas electorales, la desmesurada sed de poder y de sueldos del erario público de muchos políticos, su escaso espíritu de servicio, las increíbles alianzas postelectorales de despacho.Algo muy cercano porque a diario vivimos en nuestras carnes las consecuencias de un buen o mal gobierno, impuestos, infraestructuras, prestaciones sociales, calidad de la enseñanza.España se destaca comparativamente por tener un nivel de militancia bajo si lo equiparamos con democracias consolidadas y porque los afiliados muestran una visión más crítica de la democracia interna que existe en los partidos políticos. PP y PSOE principales destinatarios de las críticas eran percibidos como formaciones anquilosadas dedicadas a repartirse el poder institucional.Permitir que los afiliados, mediante mecanismos de votación, puedan participar en las decisiones, en la etapa de deliberación, posibilitar la participación en las discusiones a través de foros etc. De alguna manera se trata de modernizar la competición interna entre candidatos del aparato y candidatos de las bases.