Las cámaras digitales en primer lugar, y después los teléfonos móviles, han cambiado radicalmente la forma de hacer fotografías, Antes, con los carretes de 12, 24 o 36 fotos, cuando llegaba el momento del revelado era frecuente que surgiera la decepción: fotos veladas o desenfocadas, ojos cerrados, muecas extrañas, etc. Es lo que tenía no poder revisar la foto justo después de hacerla, algo que ahora parece impensable.

El riesgo se multiplicaba cuando le pedías a alguien que pasaba por ahí que te hiciera una foto, porque al concepto selfie aún le faltaba mucho tiempo para estar de moda. Había que confiar en que el desconocido entendiera nuestras indicaciones y acertara a la primera, que tampoco era cuestión de gastar cinco fotos, que después había que revelarlas y costaba dinero.

Pues bien, el desconocido no entendió el concepto de fotografía que pretendía la tuitera que se hace llamar Luciérnaga curiosa (@saltasolt), y eso que no era tan original: simular que estaba sujetando la famosísima torre inclinada de Pisa para que no se cayera. Y pasó en la época de las cámaras analógicas, con lo que descubrió el desastre cuando retornó de su viaje y pasó por la tienda de fotografía.

El desastre fue el encuadre del espontáneo, que sacó a la joven empujando a la nada, y ella lo ha querido recordar en Twitter enseñando ahora la foto y adjuntando el siguiente texto: "Si están teniendo un mal día, solo recuerden que una vez le pedí a un extraño que me tomara una foto en Pisa, en era predigital, y me tomó esta mierda".

La imagen ha desatado las risas por las redes, y en menos de dos días el tuit de esta mexicana afincada en Wisconsin (Estados Unidos) se ha hecho viral y ya ha sumado más de 162.000 likes, pese a que su autora (la del tuit) no llega a los 10.000 seguidores.