- Alcaldes de izquierda y militantes progresistas protestaron ayer en el centro de Lille, una de las cinco conglomeraciones urbanas más grandes del Hexágono, contra la presencia del ultraderechista y candidato presidencial Éric Zemmour, quien convocó un gran mitin en esta ciudad del norte de Francia. En una manifestación convocada por la ONG SOS Racismo, la regidora de la ciudad, la socialista Martine Aubry, y otros cargos públicos denunciaron con dureza la presencia de Zemmour, al que acusan de alentar el odio por sus diatribas contra los inmigrantes, contra las minorías y las mujeres.

El acto del controvertido periodista coincide además con el de su rival en el campo de la ultraderecha Marine Le Pen, quien celebró en Reims, a unos 200 kilómetros de Lille, su gran mitin de campaña para las presidenciales en un ambiente de tensión por las defecciones que está padeciendo en favor de Zemmour a dos meses de los comicios. No en vano, Zemmour parece haberse hecho cargo del espacio antes abanderado por Le Pen, hasta el punto de ser considerado como principal reclamo de la ultraderecha, que ha incrementado exponencialmente su capacidad para librar una dura batalla contra el presidente galo Macron. Mientras tanto, el inquilino del Elíseo sigue más enfrascado en buscar un salida al conflicto ucraniano y por ahora deja el espacio libre a sus competidores. Tanto es así que el presidente francés estará en los próximos días enfrascado en su viaje a Europa del Este y manteniendo contactos con algunos líderes de la zona, frente a dos de sus principales oponentes, que podrán poner el foco en exclusiva en su candidatura. Según las fuentes consultadas, será después de su periplo diplomático cuando pueda presentar su candidatura.

Los dos dirigentes de la ultraderecha pelean estrechamente por clasificarse a la segunda vuelta de las elecciones, para, hipotéticamente, medirse posteriormente al actual presidente galo, Emmanuel Macron. Opciones tienen. Le Pen y Zemmour rondan el 15% de apoyos, un nivel semejante al de la candidata de la derecha clásica, Valérie Pécrésse. Por lo tanto, ambos se erigen en poderosos enemigos a batir y no dudan en redicalizar sus discursos si la ocasión lo hace indispensable. Y no solo pueden obstaculizar a Macron, sino que sobre todo pueden resultar un tapón para las aspiraciones a la Presidencia de la candidata de Los Republicanos.

En la plaza de La República de Lille hubo duras críticas a Zemmour, condenado en firme por incitación al odio en 2011 y que tanto está dando que hablar durante los últimos meses en el país galo. Patrick Proisy, alcalde de la Francia Insumisa (LFI) de la localidad de Faches-Thumesnil, tildó al candidato del movimiento La Reconquista de “especie de pequeño nazi”. Por su parte, la veterana Aubry, una de las figuras de proa del socialismo francés, también intervino en la protesta: “Ellos (la ultraderecha), formada por hombres blancos, reivindican que aquí (Francia) es su tierra, es de ellos. Nosotros (la izquierda) también decimos que estamos en nuestra tierra, pero con nuestra diversidad”. La manifestación, que contó con unos 600 participantes, estuvo encabezada por SOS Racismo, organización que acusa a miembros del movimiento de Zemmour de agresión durante el mitin de estreno del candidato el pasado 5 de diciembre.

Diversidad. Con la socialista y alcaldesa de Lille, Martine Aubry, a la cabeza, los manifestantes progresistas empuñaron la bandera de la diversidad de Francia para contrarrestar los llamamientos del candidato de la ultraderecha, que podría llegar ser contrincante de Macron en una segunda vuelta electoral.