- Las autoridades de Polonia informaron ayer de que han aumentado sus efectivos militares en la frontera con Bielorrusia ante lo que ya denominan una “amenaza” a la seguridad del país propiciada por la llegada masiva de inmigrantes apoyada por el régimen de Minsk.

El coronel Marek Pietrzak, portavoz de las Fuerzas de Defensa Territorial polacas, anunció que hay 8.000 efectivos de este cuerpo de voluntarios “listos para movilizarse de inmediato”, en lo que constituye un paso más en el despliegue de fuerzas en una zona a la que se ha prohibido el acceso.

Mientras, el presidente polaco, Andrzej Duda, hizo un llamamiento a la cooperación de todas las fuerzas políticas del país para afrontar lo que ha llamado “un asunto demasiado serio para hacer política” y calificó como “ataque sin precedentes” por parte de Bielorrusia. El primer ministro, Mateusz Morawiecki, aseguró que Polonia “no se dejará intimidar” y “defenderá la paz en Europa” con sus “socios” de la Unión Europea (UE) y la OTAN.

Además, el Gobierno polaco decretó ayer y “hasta nuevo aviso” el cierre al tráfico civil de las carreteras de la zona donde se produjeron esos incidentes, una medida aún más estricta que el estado de emergencia vigente desde el 2 de septiembre en los casi 200 municipios fronterizos con Bielorrusia. Sin embargo, el portavoz del Gobierno, Piotr Müller, afirmó que no hay intención de introducir la ley marcial. Además, puntualizó que mientras se estén llevando a cabo los trabajos de construcción de un muro en los 420 kilómetros de frontera que comparten Polonia y Bielorrusia, seguirán aplicándose restricciones al acceso.

Varsovia ya tiene desplegados a más de 12.000 efectivos, entre militares y guardias fronterizos, pero este número se está incrementando con el traslado desde varias ciudades de policías y la llegada de mil voluntarios de la Fuerza de Defensa Territorial.

Por su parte, Bielorrusia advirtió ayer a Polonia de que se abstenga de provocaciones que sirvan para justificar el uso de la fuerza contra los migrantes que se encuentran en la zona fronteriza entre ambos países.

“Queremos advertir de antemano a la parte polaca contra todo tipo de provocaciones contra Bielorrusia para justificar posibles acciones de fuerza contra personas necesitadas y desarmadas, entre las cuales hay muchos niños y mujeres”, señaló la oficina de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Bielorrusia, citada por la agencia oficial Belta.

Según la diplomacia bielorrusa, el “agravamiento de la situación migratoria” en la frontera bielorruso-polaca es “consecuencia directa de la postura de Varsovia de ignorar largamente una realidad objetiva, de la política de avestruz ante graves problemas”.

Los vecinos de Bielorrusia, Polonia, Letonia y Lituania han declarado el estado de emergencia en los últimos meses debido al aumento de la inmigración irregular procedente de Bielorrusia. Esos países y la Unión Europea acusan al presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, de provocar la crisis migratoria en venganza por el apoyo de esos países a la oposición bielorrusia.

El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, culpó a Occidente de la crisis migratoria en la frontera, donde se han concentrado varios miles de migrantes procedentes de Oriente Medio. “Creo que la solución a estos problemas debe radicar en el pleno respeto de los principios del derecho humanitario y, por supuesto, no podemos olvidar dónde está la raíz del problema”, dijo Lavrov.

En su opinión, la raíz del problema es la política que los países de la OTAN y la Unión Europea han practicado en relación a Oriente Medio y el norte de África, y el intento de imponer su propia interpretación de los valores democráticos. “No se puede olvidar dónde empezó todo y de quién es la culpa de lo que está ocurriendo ahora. La principal responsabilidad del arreglo de la crisis reside ahora en aquellos que crearon las condiciones para el surgimiento de este problema”, señaló el ministro ruso.