- La presidenta del Tribunal Supremo polaco, Malgorzata Manowska, es partidaria de acatar las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y de cambiar la reforma judicial iniciada por Varsovia que suscita la oposición de las instituciones comunitarias. Manowska declaró ayer al diario Rzeczpospolita que está valorando suspender temporalmente el funcionamiento de la controvertida Sala Disciplinaria Judicial “para que el Gobierno y el Parlamento puedan llevar a cabo su trabajo legislativo con calma”, y posteriormente alcanzar un acuerdo con la Justicia europea.

La presidenta del Supremo asegura que, aunque ello le pueda costar tener que dejar su puesto, está dispuesta a “eliminar lo que la Unión percibe como deficiencias, incluso si nosotros y parte de la sociedad (polaca) no creemos que sean tales deficiencias”. Manowska propone que, en vez de conceder al Gobierno la potestad de nombrar a los jueces que componen esa instancia de entre todos los magistrados del país, solo pueda escoger de entre un grupo previamente seleccionado por el cuerpo judicial polaco. “Es solo una idea”, afirma, “pero nosotros, los jueces, no resolveremos la disputa sobre todo el poder judicial; ese es el papel de los políticos”.

La semana pasada, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea exigió a Polonia que suspendiese las funciones de la Sala Disciplinaria por considerar que su composición y funcionamiento no garantizan su independencia.

Sin embargo el Tribunal Constitucional polaco declaró “incompatible con la Constitución” este fallo, por lo que Manowska se negó a implementar la sentencia del TJUE.

Manowska alude a una supuesta discriminación contra Polonia por parte de las instituciones europeas y afirma que “en Alemania, los jueces son nombrados por el ministro de Justicia, y en España, el Consejo Judicial Nacional (sic) es designado por el poder legislativo y los jueces son designados por este consejo”.