- La primera vuelta de las elecciones regionales francesas ha dejado un mapa repartido entre la derecha tradicional y la izquierda que cuestiona el escenario contemplado hasta ahora de cara a las presidenciales de 2022: un duelo entre el presidente, Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen.

“El voto ha hecho aparecer algo inverosímil anteriormente: no estamos condenados a un enfrentamiento entre Macron y Le Pen el próximo año. Desde ayer sabemos que los franceses han elegido mayoritariamente a los candidatos de derecha o de izquierda”, aseguró ayer el primer secretario socialista, Olivier Faure.

Con una abstención récord del 66,7% y en plena búsqueda de alianzas y de movilización ciudadana, los conservadores están en cabeza en seis regiones, una menos que después de los comicios de 2015, la izquierda se mantiene en sus cinco y los nacionalistas en Córcega.

El partido presidencial La República en Marcha (LREM), creado en 2017, se vio castigado por su falta de implantación territorial, y el ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que era favorito en seis de las trece circunscripciones metropolitanas, solo tiene posibilidades en la de Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA). La lectura de este resultado depende del bando en el que acabó cada uno. Para la izquierda y para la derecha fue reflejo de que la baraja de cartas para las presidenciales empieza a repartirse a su favor, mientras que la formación gubernamental y la ultraderecha instaron a no extrapolar el escrutinio.