- El bloque conservador de la canciller Angela Merkel trata de atajar los casos de corrupción revelados en sus filas, cuestión tóxica ante el arranque del año electoral, mañana domingo, con dos comicios regionales en los que se pronostica victoria para verdes y socialdemócratas.

Baden-Württemberg, en el sur, y Renania Palatinado, en el oeste, son los dos länder (estados federados) que abrirán la serie de seis citas regionales del año, además de las generales del 26 de septiembre tras las cuales se despedirá del poder Merkel, en el cargo desde 2005.

En ambos estados federados se pronosticaba ya la derrota para la Unión Cristianodemócrata (CDU). Tres diputados conservadores del Bundestag (Parlamento federal) han dejado su escaño en menos de una semana, los tres bajo sospecha de haberse enriquecido con comisiones en negocios con mascarillas o de índole parecida.

“Es un desastre para el partido, que irá creciendo hasta las generales y cuyo origen es la falta de control efectivo sobre los negocios o ingresos paralelos de los parlamentarios”, afirma el politólogo Hajo Funke, de la Universidad Libre de Berlín.

La cúpula de la CDU trata de abordarlo como “comportamientos individuales”, pero remiten a las relaciones de “cercanía” entre sus parlamentarios y el mundo empresarial y económico.

Algo que, recuerda Funke, tiene precedentes entre los conservadores: desde el “escándalo amigo”, un entramado de tráfico de influencias, corrupción y contratas que salió a relucir a principios de los 90 y arrancó de las prácticas del patriarca de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Franz-Josef Strauss.

En 1999 salieron a la luz las cuentas secretas y donativos irregulares ingresados en la CDU en la “era Helmut Kohl”, canciller entre 1982 y 1998, que presidió el partido durante 25 años.

Funke, como su colega Thorsten Faas, del Instituto Otto Suhr, no consideran que el caso ahora revelado pueda dañar la credibilidad de Merkel. “No se aprecia un vínculo entre esos casos y la dirección del partido”, afirma Faas; “no hay indicios de una práctica sistemática, sino de una inclinación de sus diputados por esas prácticas”, añade Funke.

La CDU/CSU ha emplazado a sus 244 diputados -de los 709 del Bundestag- a declarar todo negocio con mascarillas u otros asuntos relacionados con la pandemia. Los tres diputados bajo sospecha -dos de la CDU y uno de la CSU- han dejado el grupo parlamentario; medios como Der Spiegel estiman que hay una veintena de parlamentarios con asuntos similares.

Las sospechas sobre la CDU/CSU dominan el panorama ante unas regionales en las que, antes de saltar el escándalo, se pronosticó ya una cómoda reelección en Baden-Württemberg para Winfried Kretschmann, de 72 años y el único miembro de los Verdes al frente de un land. Llegó al puesto en 2011, lidera una coalición con la CDU y está en alza en los sondeos (34%), diez puntos por encima de sus socios, según la televisión pública ZDF.

Está en las antípodas del ecologismo radical y se le identifica con un “nuevo conservadurismo”, alusivo a la defensa de una serie de valores. Su popularidad contrasta con la debilidad de la CDU, que durante décadas dominó en ese próspero land.

Revalidar Renania. La socialdemócrata Malu Dreyer, uno de los pesos fuertes del partido, aspira a renovar su coalición con verdes y liberales en Renania Palatinado. Hasta hace unas semanas los sondeos colocaban a su Partido Socialdemócrata (SPD) empatado con la CDU. Ahora lo sitúan en un 33% frente al 29% conservador.