Escenas de guerrilla urbana se vivieron anoche en varias ciudades italianas, como Milán y Turín, durante las protestas contra el cierre a las 18.00 horas de algunas actividades y de los bares y restaurantes, decretado por el Gobierno para frenar los contagios por coronavirus.

Los disturbios concluyeron con 28 personas detenidas en Milán, donde grupos de manifestantes lanzaron piedras, petardos y bengalas contra la policía y también contra la sede de la región de Lombardía.

Lo misma situación se registró en Turín donde encapuchados se enfrentaron a la policía y destruyeron algunos escaparates de comercios y saquearon los locales. Los altercados concluyeron con cerca una decena de detenidos, según los medios.

Los empresarios que se manifestaron en las varias ciudades italianas para protestar por los cierres han tomado distancias de estos episodios de violencia.

Durante la jornada de hoy continuarán las manifestaciones en ciudades como Nápoles y Roma de los propietarios de actividades que se han visto afectados por los cierres.

Se está investigando la posibilidad de que entre los manifestantes se hayan infiltrado grupos de fascistas y de ultras como los que protagonizaron hace dos días altercados en Roma.

El ministerio del Interior ha manifestado su preocupación por las tensiones de estos días, pero ha asegurado que las protestas registradas desde el norte al sur del país no tenían nada que ver con los sectores más afectados por la crisis de los últimos meses, "sino con ambientes que tenían el propósito específico de provocar disturbios: ultras, extremistas de derecha".

El decreto gubernamental que entró en vigor hoy para frenar los contagios que han alcanzado los 20.000 diarios prevé que los restaurantes, bares, "pubs", heladerías y pastelerías podrán permanecer abiertos solo de 5.00 a 18.00 horas.

También se decretó el cierre de gimnasios, piscinas y balnearios, así como centros culturales, centros sociales, centros recreativos y salas de bingo, teatros, cines y salas de conciertos.