- El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, pidió ayer a sus colegas en el Partido Popular Europeo que centren sus esfuerzos en frenar la propagación del coronavirus en sus países y aplacen la discusión sobre si su partido, Fidesz, debe ser expulsado de la familia popular europea por la deriva antidemocrática de sus últimas reformas.

"Con todos los respetos, no tengo tiempo para esto", ha escrito Orban en una carta dirigida al secretario general del PPE, el español Antonio López-Istúriz, y en la que también se muestra dispuesto a discutir "cualquier problema" una vez que la pandemia se haya superado. "Me cuesta imaginar que ninguno de nosotros tenga tiempo para fantasear sobre las intenciones de otros países, me parece un lujo de alto precio en estos días", critica Orban en su misiva.

En este sentido, el mandatario húngaro insiste en que es momento de centrar todos los esfuerzos en tomar las decisiones adecuadas y a tiempo para "salvar vidas y proteger la salud y seguridad de nuestros ciudadanos".

Además sostiene que todas las medidas adoptadas por su Gobierno apuntan a la recuperación económica y social tras la pandemia y siempre "dentro de los límites de la Constitución". "Sugiero que todos hagamos lo mismo en nuestros respectivos países", concluye el mensaje firmado por Orban.

El primer ministro ultranacionalista húngaro responde así a otra carta pidiendo su expulsión que han firmado 13 partidos nacionales del centroderecha europeo -entre los que no está el PP de Pablo Casado ni la CDU de Angela Merkel, pero sí los de países como Grecia, Noruega, Bélgica, Finlandia o Luxemburgo-.

Los firmantes alertaban en un escrito dirigido a todos los miembros del PPE, incluido su presidente, el expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk, de la amenaza para el Estado de Derecho que supone, a su juicio, el plan de emergencia que otorga a Orban casi plenos poderes para gobernar y prevé penas de cárcel para quien difunda información falsa.

Por otra parte, las autoridades de Hungría han decidido sumarse a la quincena de países de la Unión Europea, entre ellos España, que reclaman que las medidas excepcionales contra la epidemia de coronavirus no vulneren el Estado de Derecho ni dañen la democracia.

Aunque ni estos gobiernos ni la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han mencionado directamente Hungría ni a su primer ministro, Viktor Orban, a la hora de expresar su preocupación por la imposición de estas medidas extraordinarias por el COVID-19, la declaración a la que ahora se suma irónicamente Budapest constituía una crítica velada a la última reforma de Orban, que puede gobernar por decreto por un periodo de tiempo indefinido sin ningún tipo de control.

Amenaza para la prensa. Las medidas extraordinarias aprobadas por Viktor Orban ponen en jaque a la libertad de prensa, ya que incluye sanciones penales por la difusión de noticias falsas.

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Hungría se ha sumado a los gobiernos de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos, España, Portugal, Suecia, Estonia, Letonia y Lituania en el manifiesto que critica la última reforma de Orban por la que puede gobernar por decreto durante tiempo indefinido y sin ningún tipo de control.

"No deberíamos usar la pandemia como un modo de menoscabar el Estado de Derecho"

Vicepresidente económico de la CE